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El Testigo Fiel
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«Mira que estoy a la puerta y llamo,
si alguno oye mi voz y me abre la puerta,
entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo...»
formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
Oración: Lecturas de la misa
Domingo 18 de junio: Año litúrgico 2016 ~ 2017

Tiempo Ordinario ~ Ciclo A ~ Año Impar
Hoy celebramos:
El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, solemnidad
Dt 8,2-3.14b-16a: Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres.
Sal 147,12-13.14-15.19-20: Glorifica al Señor, Jerusalén.
1Co 10,16-17: El pan es uno; nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo.
Antes del evangelio puede recitarse (opt.)
Secuencia "Alaba, Sión, al Salvador": (Lauda, Sion)
Jn 6,51: Aleluya, aleluya, aleluya.
Jn 6,51-58: Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
Hay videos para complementar la lectura: ver el video 1 ver el video 2
Traducción de las lecturas de Misa: oficial CEE (España) - escoger Alonso Schökel y eq.
Independientemente de la traducción escogida, si la referencia de la lectura aparece en rojo, el texto está en la traducción del P. Alonso Schökel, que es la única que está completa en la base de datos.
Dt 8,2-3.14b-16a: Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres.
Moisés habló al pueblo diciendo:
«Recuerda todo el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para probarte y conocer lo que hay en tu corazón: si observas sus preceptos o no.
Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para hacerte reconocer que no solo de pan vive el hombre, sino que vive de todo cuanto sale de la boca de Dios.
No olvides al Señor, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con serpientes abrasadoras y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres».
Sal 147,12-13.14-15.19-20: Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sion.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.
1Co 10,16-17: El pan es uno; nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo.
Hermanos:
El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo?
Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan.
Antes del evangelio puede recitarse (opt.)
Secuencia "Alaba, Sión, al Salvador": (Lauda, Sion)
Alaba, alma mía, a tu Salvador;
alaba a tu guía y pastor
con himnos y cánticos.

Pregona su gloria cuanto puedas,
porque él está sobre toda alabanza,
y jamás podrás alabarle lo bastante.

El tema especial de nuestros loores
es hoy el pan vivo
y que da vida.

El cual se dio en la mesa de la sagrada cena
al grupo de los doce apóstoles
sin género de duda.

Sea, pues, llena, sea sonora,
sea alegre, sea pura
la alabanza de nuestra alma.

Pues celebramos el solemne día
en que fue instituido
este divino banquete.

En esta mesa del nuevo rey,
la pascua nueva de la nueva ley
pone fin a la pascua antigua.

Lo viejo cede ante lo nuevo,
la sombra ante la realidad,
y la luz ahuyenta la noche.

Lo que Jesucristo hizo en la cena,
mandó que se haga
en memoria suya.

Instruidos con sus santos mandatos,
consagramos el pan y el vino,
en sacrificio de salvación.

Es dogma que se da a los cristianos,
que el pan se convierte en carne,
y el vino en sangre.

Lo que no comprendes y no ves,
una fe viva lo atestigua,
fuera de todo el orden de la naturaleza.

Bajo diversas especies,
que son accidentes y no sustancia,
están ocultos los dones más preciados.

Su Carne es alimento y su Sangre bebida;
mas Cristo está todo entero
bajo cada especie.

Quien lo recibe no lo rompe,
no lo quebranta ni lo desmembra;
recíbese todo entero.

Recíbelo uno, recíbenlo mil;
y aquel lo toma tanto como estos,
pues no se consume al ser tomado.

Recíbenlo buenos y malos;
mas con suerte desigual
de vida o de muerte.

Es muerte para los malos,
y vida para los buenos;
mira cómo un mismo alimento
produce efectos tan diversos.

Cuando se divida el Sacramento,
no vaciles, sino recuerda
que Jesucristo tan entero
está en cada parte como antes en el todo.

No se parte la sustancia,
se rompe solo la señal;
ni el ser ni el tamaño
se reducen de Cristo presente.

He aquí el pan de los ángeles,
hecho viático nuestro;
verdadero pan de los hijos,
no lo echemos a los perros.

Figuras lo representaron:
Isaac fue sacrificado;
el cordero pascual, inmolado;
el maná nutrió a nuestros padres.

Buen Pastor, Pan verdadero,
¡oh, Jesús!, ten piedad.
Apaciéntanos y protégenos;
haz que veamos los bienes
en la tierra de los vivientes.

Tú, que todo lo sabes y puedes,
que nos apacientas aquí siendo aún mortales,
haznos allí tus comensales,
coherederos y compañeros
de los santos ciudadanos.
Jn 6,51: Aleluya, aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo —dice el Señor—;
el que coma de este pan vivirá para siempre.
Jn 6,51-58: Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
Disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
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