15,
1:
"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador.
15,
2:
Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto.
15,
3:
Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado.
15,
4:
Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
15,
5:
Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.
15,
6:
Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden.
15,
7:
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis.
15,
8:
La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.
Notas (de Biblia de Jerusalén (2ª)):
=>15:1 Sobre la imagen de la viña, ver Jr 2,21; Isa 5+; Jesús la emplea en los Sinópticos como parábola del Reino de los Cielos, Mt 20,1-8; Mt 21,28-31, Mt 21,33-41 y par. , y hace del «fruto de la vid» la Eucaristía de la nueva alianza, Mt 26,29. Aquí se proclama a sí mismo la verdadera vid, cuyo fruto, el verdadero Israel, no causará decepción a las esperanzas divinas.
=>15:2 El fruto es la santidad de una vida fiel a los mandamientos, especialmente al mandamiento del amor, vv. Jn 15,12-17. Ver Is 5,7; Jr 2,21.
=>15:3 O bien: «podados». La misma raíz designa en griego la poda y la pureza, ver Jn 13,10.
=>15:8 Var.: «y así seréis mis discípulos». -Y entonces el Padre es «glorificado en el Hijo», Jn 14,13. Ver Jn 21,19.