El 6 de julio el Santo Padre presidió una Misa en el Parque Los Samanes en Guayaquil (Ecuador). En su homilía reflexionó sobre el pasaje evangélico de las bodas de Caná y explicó que el buen vino nació del agua “de las tinajas de purificación, es decir, del lugar donde todos habían dejado su pecado, nacen de lo peorcito porque ‘donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia’”.
Asimismo, recordó que en octubre “la Iglesia celebrará el Sínodo Ordinario dedicado a las familias, para madurar un verdadero discernimiento espiritual y encontrar soluciones y ayudas concretas a las muchas dificultades e importantes desafíos que la familia hoy debe afrontar. Les invito a intensificar su oración por esta intención, para que aun aquello que nos parezca impuro, el agua de las tinajas, nos escandalice o espante, Dios –haciéndolo pasar por su ‘hora’– lo pueda transformar en milagro”.
Sin embargo, durante el vuelo papal, una periodista pidió al Pontífice “precisar a qué situaciones impuras o espantosas se refería”.
En su respuesta, Francisco –que ya en una respuesta anterior dijo que “un texto no se puede interpretar con una frase”–, recordó que en la Misa “estaba hablando del milagro del buen vino y dije que las tinajas de agua estaban llenas, pero eran para la purificación. Cada persona que entraba en esa fiesta hacía su purificación y dejaba sus suciedades espirituales. Es un rito de purificación antes de entrar en casa o en el templo. Un rito que nosotros ahora tenemos en el agua bendita: ha quedado eso del rito hebraico”.
“He dicho que justo Jesús hace el vino mejor con el agua de las suciedades, de lo peor. En general, he pensado hacer este comentario: la familia está en crisis, lo sabemos todos, basta leer el Instrumentum laboris, que ustedes conocen bien porque ha sido presentado, está allí…”.
“A todo esto me refería, en general: que el Señor nos purifique de estas crisis, de tantas cosas que están escritas en el Instrumentum laboris. Es una cosa en general, no he pensado en ningún punto particular: que nos haga mejores, nos haga familias más maduras…mejores. La familia está en crisis, que el Señor nos purifique y vayamos adelante. Pero las particularidades de esta crisis están todas en el Instrumentum laboris del Sínodo, que está terminado y ustedes lo tienen”.