ATICANO, 15 Oct. 05 (ACI).- Varias decenas de miles de niños de todas partes del mundo que acaban de recibir la Primera Comunión se encontraron este sábado con el Papa Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro en un encuentro festivo en el que le manifestaron su cariño y sostuvieron un emotivo y profundo diálogo.
Después que el Santo Padre arribara en automóvil a la Plaza y diera varias vueltas saludando a los pequeños mientras un coro de 300 de ellos entonaba el ?Aleluya?, un niño de diez años, Emanuele Roccasalvo, le dio la bienvenida: ?En nombre de todos los niños quiero darte un fuerte abrazo y decirte junto a todos: Te queremos?.
La cita multitudinaria, según los diarios locales, reunió a unas 150 mil personas entre niños en torno a la edad de la Primera Comunión, catequistas, familiares y peregrinos.
El Papa, rodeado de niños, escuchó el testimonio de algunos adultos sobre el día de la Primera Comunión y dio una breve catequesis siguiendo las preguntas que le formularon algunos pequeños.
En su alocución, Benedicto XVI recordó que el día de su Primera Comunión ?fue un bonito domingo de mayo de 1936; una jornada de sol, con mucha música y cosas bellas?. Allí, recordó el Papa, comenzó "una amistad de toda la vida con Jesús".
?Éramos 35 chicos y chicas, pero en el centro de mis recuerdos está el encuentro con Cristo; la emoción que sentí cuando comprendí que Él había entrado en mi corazón?, explicó el Papa.
Luego, los niños preguntaron al Santo Padre por qué hay que ir a Misa los domingos, si hay que confesarse a menudo aún cuando los pecados sean siempre los mismos o qué significan para los cristianos las palabras de Jesús: ?Yo soy el Pan de la vida??. Sonriente y enternecido, el Papa explicó a los niños el significado de los ritos y la interpretación de las palabras de Jesús.
?No es necesario confesarse cada vez que se comulga?, a menos que se haya cometido ?un pecado grave?, dijo el Pontífice, añadiendo que, sin embargo, ?es muy útil? hacerlo ?con una cierta regularidad para tener nuestro alma limpia?.
Cuando Jesús se proclama ?Pan de la vida?, quería decir que al igual que ?tenemos necesidad de nutrirnos para vivir, también el espíritu, el alma, tiene necesidad de nutrirse para que pueda madurar, para que pueda realmente llegar a su plenitud?, dijo el Papa ante una muchedumbre expectante y atenta.
Uno de los pequeños le preguntó al Papa que le habían dicho que Cristo realmente estaba presente en la Eucaristía. "¿Pero cómo es eso? Yo no lo veo", le pregunto el niño, y el Papa sonrió.
"No lo vemos, pero hay muchas cosas que no vemos y existen y son esenciales. Por ejemplo, no podemos ver nuestros razonamientos, pero aún así razonamos. No podemos ver nuestra inteligencia, pero la tenemos. No podemos ver la corriente eléctrica, pero la vemos funcionar: vemos cómo funciona este micrófono, vemos las luces", explicó el Papa.
"No vemos al Señor resucitado con nuestros ojos, pero sabemos que donde está Jesús, los hombres cambian, se vuelven mejores, y tienen más capacidad de alcanzar la paz y la reconciliación", añadió.
Posteriormente, el Papa pidió silencio a los presentes y se arrodilló ante la custodia con el Santísimo Sacramento para orar. El acto fue seguido en silencio y espíritu de adoración por todos en la plaza.
Al despedirse de los niños, Benedicto XVI dijo espontáneamente: ?¡Gracias! Gracias por esta fiesta de la fe; gracias por este encuentro con vosotros y con Jesús. Gracias a cuantos han hecho posible esta fiesta, sacerdotes, hermanas, catequistas. La paz sea con vosotros; el Señor sea con vosotros?.