ANTIAGO, 19 Ene. 06 (ACI).- Francisco Jiménez Araya, tiene 30 años de edad y padece un cáncer terminal desde noviembre pasado. Él ha enfrentado su enfermedad con coraje y aunque tal vez en algún momento pensó que no cumpliría su sueño de toda la vida, hace unos días lo logró: fue ordenado sacerdote.
En junio pasado el joven fue ordenado diácono y se estaba preparando para ser ordenado sacerdote cuando le diagnosticaron la enfermedad. Pronto comenzó a recibir tratamiento en el Hospital Clínico de la Universidad Católica de Chile.
Conocido por familiares y amigos como “Panchito”, el flamante presbítero recibió el orden sacerdotal el 11 de enero pasado en el Hogar Santo Cura de Ars, una casa de reposo para sacerdotes de Santiago, en una ceremonia presidida por el Obispo de Illapel, Mons. Rafael de la Barra.
Panchito escogió como lema para la ocasión la cita del Salmo 99, “Servid al Señor con alegría”.
En la homilía, Mons. De la Barra señaló que el nuevo presbítero presta con su testimonio “un gran servicio a la Iglesia y a los enfermos que viven con él, mostrándoles esperanza y fe en Dios".
Agregó que el Padre Jiménez ya es un sacerdote para toda la eternidad y recordó que “pese a su enfermedad, la posibilidad de un milagro siempre está latente”.
“Él puede ser tratado como sacerdote con total propiedad, prueba de ello es que es capaz de celebrar una Misa aún cuando debe permanecer en silla de ruedas”, aclaró.
Antes de regresar al hospital, el nuevo sacerdote relató a la prensa chilena que su ordenación se concretó en un momento en que su tratamiento estaba detenido y aseguró que aunque estaba satisfecho con su rol de diácono, el sueño de su vida era el de ordenarse sacerdote.