A PAZ, 17 Jul. 06 (ACI).- Pese a la presión de las organizaciones feministas y de algunas organizaciones médicas, los obispos de Bolivia se han opuesto enérgicamente a las presiones para hacer abortar a una niña de 10 años que quedó embarazada a raíz de una violación.
El Poder Judicial boliviano trasladó el caso de la niña, cuyo nombre se mantiene en reserva, a la opinión de la Junta Médica que conformó el Colegio Médico de Cochabamba en respuesta.
Representantes del área de Ginecología, Adolescencia y Psicología dieron a conocer el resultado el fin de semana pasado, señalando que la niña debía ser sometida a un aborto.
La presión de las organizaciones feministas ha llevado a que el Juzgado Primero de Niñez y Adolescencia se abstenga de seguir el caso, y a partir de este lunes, el mismo está siendo analizado por la Corte de Justicia de Quillacollo, el pueblo donde surgió la denuncia.
“La oposición de la Iglesia al aborto en cualquier caso no es solo una cuestión formal y en el aire, sino consecuencia de la preocupación por la vida humana, por toda vida humana”, dijo el P. Ariel Beramendi, hablando a nombre de la arquidiócesis de Cochabamba.
“La cura que se le quiere dar a la niña es peor aún, pues si la niña no está preparada para ser madre, menos aún lo estará para un acto tan traumático y brutal como el aborto”, señaló.
La arquidiócesis se ha ofrecido a acompañar la gestación con la adecuada asistencia médica, espiritual y psicológica a la niña y a su familia, en vez de permitir el aborto.
Consultado por el diario local “Los Tiempos” un ginecólogo del hospital Viedma de Cochabamba, que pidió omitir su nombre, señaló que el caso de la niña supone “un embarazo de altísimo riesgo y debe ser valorado por un equipo multidisciplinario”; pero admitió que en la ciudad el hospital materno Germán Urquidi “tiene una unidad de alto riesgo”, que podría manejar el parto.