OMA, 03 Ago. 06 (ACI).- En una entrevista concedida a Radio Vaticano, el Secretario personal del Papa Benedicto XVI reveló que si algo está presente en todo lo que hace y dice el Santo Padre, es su deseo de manifestar que solo "la fe es la que regala la alegría de vivir y la alegría para la vida".
El sacerdote alemán Georg Gänswein recibió en el año 2003 el cargo de secretario del Cardenal Joseph Ratzinger, servicio que mantuvo cuando el ahora Pontífice asumió la sede de Pedro. Con ocasión de su cumpleaños 50, el Padre Gänswein concedió una entrevista a la emisora vaticana en la que reveló que la vida cotidiana del Santo Padre está llena de trabajo, pero siempre tiene tiempo para rezar y meditar.
Para el sacerdote, en este primer año de Pontificado lo más sobresaliente es que "el Santo Padre, no solo con sus palabras, sino también con sus gestos y en todas formas quiere manifestar que la fe es la que regala la alegría de vivir y la alegría para la vida, ese es un rasgo esencial que destaca y está presente en todo lo que él dice, lo que de él acogemos, y es esa alegría en la fe la que se debe contagiar".
"El día del Papa se inicia con la Misa a las siete de la mañana, luego la oración del breviario, un tiempo de contemplación, el silencio ante el Señor. Luego tomamos juntos el desayuno, y luego comienza el día para mí preparando la correspondencia, recibiendo el correo que llega todos los días en masas no poco considerables. Continúa con algunos comentarios con el Santo Padre, y luego lo acompaño como es costumbre a las audiencias privadas antes del mediodía en la ‘Seconda Logia’. Luego almorzamos juntos, tras lo cual damos un pequeño paseo antes del descanso. Segundo tiempo, por la tarde atiendo nuevamente la correspondencia, presento al Santo Padre aquello más importante que necesita su firma, o su estudio y aprobación. Naturalmente hay una serie de cosas que le llegan al Santo Padre pero que no entran propiamente en la rutina ordinaria, y que son de segundo, tercero o cuarto orden", detalla el sacerdote.
Según el Padre Georg, una de sus tareas es "proteger al Santo Padre del enorme número de correo, papeles, cartas, para que él pueda hacer lo que realmente le toca, con la debida tranquilidad".
Tras reconocer que "hay elementos, que se deben guardar y conservar fuera de alcance del ámbito público", el sacerdote expresó que la responsabilidad recibida "para mí es naturalmente una señal de la confianza del Santo Padre hacia mi persona y por ello procuro en todo lo que hago, lo que digo y lo que no digo, hacerme siempre digno de esta confianza. Y por eso trato de que todo aquello que se me confía, sea hecho de modo que pueda responder siempre con responsabilidad ante mi propia conciencia".
El sacerdote, que conoce personalmente al Papa desde hace once años, no ve diferencia alguna entre la persona de Joseph Ratzinger "como Cardenal Prefecto y como Papa". "Sin duda, el oficio acentúa algunos rasgos, pero la personalidad, la amabilidad y la brillantez son las mismas de siempre", indicó.
El Padre Georg explica "que el encuentro cotidiano, el compartir de cada día también permite una cierta familiaridad, que me reducen toda posibilidad de nerviosismo. Pero de hecho sé muy bien quién es el Santo Padre, y sé por lo tanto cuando estoy con él, comportarme a la altura de las situaciones. Sin embargo, hay algunas ocasiones en las que el corazón se acelera un poquito más de lo normal".