OMA, 04 Ago. 06 (ACI).- Al inicio del periodo de oración y ayuno de las Iglesias orientales, católicas y ortodoxas, el Patriarca latino de Jerusalén, Su Beatitud Michel Sabbah, pidió para que palestinos, israelíes y libaneses gocen de la paz y la seguridad en Medio Oriente e hizo un llamado a la comunidad internacional para que intervenga “de forma más eficaz” en esta convulsionada región.
“Nuestro ayuno y nuestro rezo serán para la paz y el fin de las hostilidades en Gaza y en el sur del Líbano. Rogamos para que todas las partes implicadas –palestinos, israelíes y libaneses– gocen de la paz y la seguridad”, señala el máximo jerarca católico en Tierra Santa a través de una carta publicada el pasado martes.
El Arzobispo califica los últimos acontecimientos en Oriente Medio como “inhumanos, cualesquiera que sean las razones que intenten justificarlos”, e insta a la comunidad internacional a intervenir “de forma más eficaz” para terminar con la escalada de violencia iniciada hace 24 días.
En su misiva, Su Beatitud deplora la toma de prisioneros tanto por parte de las fuerzas militares israelíes como de las milicias chiíes libanesas y pide que éstos sean devueltos “sanos y salvos a sus hogares con sus padres y seres queridos”, porque “la persona humana es igual en dignidad, ya sea israelí o palestina”.
“La violencia es un ciclo de muerte que hay que romper”, continúa el Arzobispo, afirmando que ésta “no hace más que aumentar la violencia y no conduce a la seguridad, es inútil querer fundar un orden o adquirir una seguridad mientras dure la opresión de unos sobre otros”, y añade que ésta “no puede y no debe ser un medio legítimo de defensa”.
Al concluir su carta, Su Beatitud Michel Sabbah pide a la comunidad rezar”para que los hombres se den cuenta de que son capaces de vivir juntos, para que cesen las acciones militares que impiden a los jefes militares y a los soldados ser personas humanas transformándoles en asesinos”.
“Roguemos para que Dios siga estando presente entre los hombres y que su presencia vuelva al hombre más humano con sus hermanos y hermanas más allá de sus creencias religiosas o su nacionalidad”, concluye.