ANAGUA, 07 May. 07 / 08:32 am (ACI).- El Cardenal Miguel Obando y Bravo, que preside la Comisión de Paz y Reconciliación" creada por el actual gobierno sandinista, señaló enérgicamente este domingo que jamás pidió armas al gobierno estadounidense para la 'Contra', el ejército irregular que se enfrentó con las armas al primer gobierno creado tras la revolución sandinista (1979-1990).
El domingo pasado, el matutino local El Nuevo Diario publicó una entrevista a la poetisa Michelle Najlis, una antigua militante sandinista, que acusó al Cardenal, sin ofrecer ninguna prueba, de haber solicitado armas para la "Contra".
Najis, que fue activista de la autodenominada "iglesia popular" inspirada por la teología de a liberación marxista en Nicaragua como una rama de la revolución sandinista, afirmó que "Obando fue a pedirles armas a los gringos (Estados Unidos) para la Contra".
"Ni entonces, en los momentos más duros de las guerras, ni nunca he gestionado armas para ninguna persona”, respondió el Cardenal en un pronunciamiento escrito titulado "La murmuración y la calumnia", que divulgó este domingo Radio La Primerísima.
El Purpurado señaló además que cuando le correspondió intervenir en conflictos ha buscado siempre "el diálogo como único medio de lograr la paz y la reconciliación entre todos los nicaragüenses, sin exclusión".
El Cardenal recordó además un episodio del conflicto armado: en una de las mediaciones en las que participó durante la guerra civil, "mientras se hacía un alto al fuego", un grupo de personas "que había sufrido fuertemente las consecuencias de los combates" le solicitó que les ayudara a conseguir armas para enfrentar a sus adversarios. El Arzobispo emérito de Managua señaló que su respuesta fue: "La paz no se consigue con las armas, pero cuenten con que gestionaré ayuda humanitaria".
"Por eso, afirmo que es absolutamente falsa la declaración de la señora Michelle Najlis", concluyó.
Fuentes sandinistas han reconocido que Najlis carece de pruebas para sustentar su afirmación, pero que conserva un fuerte resentimiento hacia el Cardenal porque éste fue decisivo en impedir la difusión de la "iglesia popular" en Nicaragua.