REDACCION CENTRAL, 07 Oct. 08 / 08:06 am (ACI).- El experto en historia de la Iglesia, Domingo Ramos-Lissón, explicó que al principio la formación de los primeros cristianos para bautizarse podía durar hasta tres años, y que existían profesiones que impedían a alguien inscribirse como catecúmeno.
"Si seguimos el itinerario de alguien que desea hacerse cristiano en el siglo IV, nos encontraremos con un primer examen sobre su estado de vida, condiciones familiares y profesionales del aspirante", señaló en declaraciones al sitio web primeroscristianos.com.
En ese sentido, explicó que "algunas situaciones familiares, como la poligamia y el concubinato, o de tipo profesional, como ser actor teatral, mago, guardián de ídolos, gladiador y algunos otros oficios, impedían que esa persona se inscribiera entre los catecúmenos. Evidentemente si cambiaba su situación familiar o profesional podrían inscribirse".
Ramos-Lissón señaló que una vez admitido, el catecúmeno asumía oficialmente esta denominación, "podía asistir a la liturgia de la palabra en la celebración eucarística", pero si quería bautizarse en la vigilia pascual, debía "anotarse antes de la cuaresma".
Sobre el tiempo de formación, el experto señaló que según los relatos del siglo IV, la preparación duraba 40 días, pero según el relato de Egeria, "el cómputo abarca ocho semanas antes de la Pascua" y comprendía tres aspectos: doctrinal, moral y ritual.
Sin embargo, indicó que las primeras referencias de los siglos II y III, como la tradición de Hipólito, "nos habla de un periodo de instrucción catequética de tres años".
Señaló que este periodo tan largo respondía a diversos factores, como la amenaza de las persecuciones y la presencia de los heréticos, "que podían confundir la buena fe de quienes se acercaban al cristianismo. Dichos factores movieron a la Iglesia a someter a los catecúmenos a la prueba del tiempo y de perseverancia".
"A partir de la paz constantiniana, se produce una gran afluencia de conversiones a la fe, que determinará una organización estable, cuya estructura se perfilará de modo significativo a lo largo del siglo IV", explicó.
Ramos-Lissón indicó que la tarea de catequizar a los primeros cristianos correspondía al obispo respectivo. Sin embargo, conforme el número de postulantes crecía, a partir de los siglos III y IV, "el obispo solía recurrir a un diácono u otra persona que realice este cometido".
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