LUANDA, 20 Mar. 09 / (ACI)-En su mensaje al Presidente de Angola, autoridades civiles y el cuerpo diplomático de Angola, el Papa Benedicto XVI resaltó que "el camino espiritual del cristiano es el de la conversión cotidiana, a esto la Iglesia invita a todos los líderes de la humanidad, para que ella pueda seguir así por los senderos de la verdad, la integridad, el respeto y la solidaridad".
Tras reunirse con el Presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, el Papa Benedicto XVI pronunció su discurso ante las autoridades civiles, ante quienes dijo que "Angola sabe que ha llegado para África el tiempo de la esperanza. Todo comportamiento humano recto es esperanza en acción".
"Nuestras acciones no son nunca indiferentes ante Dios, y tampoco lo son por el desarrollo de la historia. Amigos míos, armados de un corazón íntegro, magnánimo y compasivo, pueden transformar este Continente, liberando a vuestro pueblo del flagelo de la codicia, de la violencia y el desorden".
Par hacerlo, continuó el Papa, es necesario guiar al pueblo africano "por el sendero de los principios indispensables para toda democracia moderna y civil: el respeto y la promoción de los derechos humanos, un gobierno transparente, una magistratura independiente, una comunicación social libre, una honesta administración pública, una red de escuelas y hospitales funcionando de modo adecuado, y la firme determinación, radicada en la conversión de los corazones, de erradicar de una vez por todas la corrupción".
"En el mensaje de este año para la Jornada Mundial de la Paz he querido reclamar la atención de todos a la necesidad de una aproximación ética al desarrollo. Más que simples programas y protocolos, las personas de este continente están justamente pidiendo una conversión profundamente convencida y durable de los corazones hacia la fraternidad. Su pedido a cuantos sirven en la política, en la administración pública, en las agencias internacionales y en las compañías multinacionales es sobre todo esta: ¡Sigan de modo verdaderamente humano, acompáñennos, nuestras familias, nuestras comunidades!"
Seguidamente el Santo Padre precisó que no solo hace falta un trabajo coordinado de los gobiernos africanos con la comunidad internacional para lograr el desarrollo sino también "que los mismos africanos, trabajando juntos por el bien de sus comunidades, deben ser los agentes primarios de su desarrollo".
El Papa denunció luego –tras hablar de su alegría profunda por sentirse en familia en África– la "amarga ironía de quienes promueven el aborto entre las curas de la salud 'materna'. ¡Qué desconcertante es la tesis de quienes consideran que la supresión de la vida es una cuestión de salud!"
Finalmente, Benedicto XVI recordó también que la Iglesia sirve siempre "a los más pobres de este continente. Puedo asegurarles que ella, a través de iniciativas diocesanas e innumerables obras educativas, sanitarias y sociales de distintas órdenes religiosas, programas de desarrollo de las Caritas y de otras organizaciones, seguirá haciendo todo lo que le es posible para sostener a las familias –incluidas también las golpeadas por los trágicos efectos del SIDA– y para promover la igual dignidad de las mujeres y hombres sobre la base de una armoniosa complementariedad".