VATICANO, 29 Oct. 09 / (ACI)
El Papa Benedicto XVI expresó su confianza en que las autoridades iraníes “refuercen y garanticen a los cristianos la libertad de profesar su fe y aseguren a la comunidad católica las condiciones esenciales para su existencia”.
Al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de la República Islámica de Irán, Ali Akbar Naseri, el Papa puso de relieve que "los católicos están presentes en Irán desde los primeros siglos del cristianismo y que siempre han sido parte integrante de la vida y de la cultura de la nación".
“La Santa Sede confía en que las autoridades iraníes refuercen y garanticen a los cristianos la libertad de profesar su fe y aseguren a la comunidad católica las condiciones esenciales para su existencia, especialmente la posibilidad de contar con personal religioso suficiente y facilidades para desplazarse dentro del país para asegurar el servicio religioso a los fieles", indicó.
También destacó que "la Santa Sede, por su naturaleza y por su misión se interesa directamente de la vida de las Iglesias locales y desea hacer todos los esfuerzos necesarios para ayudar a la comunidad católica en Irán a mantener vivos los signos de la presencia cristiana, en un espíritu de entendimiento benévolo con todos".
Dirigiéndose a los católicos que viven en Irán, el Papa aseguró que está “cerca de ellos y reza para que mantengan con perseverancia su identidad propia y permaneciendo enraizados a su tierra, colaboren con generosidad con todos sus compatriotas en el desarrollo de la nación".
Hablando de Irán, el Papa afirmó que "es una gran nación que posee eminentes tradiciones espirituales y su pueblo tiene una sensibilidad religiosa profunda. Esto puede ser un motivo de esperanza para una mayor apertura y una colaboración confiada con la comunidad internacional. Por su parte, la Santa Sede está siempre dispuesta a trabajar en armonía con los que sirven a la causa de la paz y promueven la dignidad con la que el Creador ha dotado a todos los seres humanos".
"Hoy debemos esperar y sostener una nueva fase de cooperación internacional, más sólidamente fundada en los principios humanitarios y en la ayuda efectiva a quienes sufren, menos dependiente de cálculos fríos de intercambios y de beneficios técnicos y económicos", señaló.
Benedicto XVI subrayó que "la fe en el único Dios debe acercar a todos los creyentes e impulsarlos a trabajar juntos por la defensa y la promoción de los valores humanos fundamentales".
En este contexto, recordó que "entre los derechos universales, la libertad religiosa y la libertad de conciencia ocupan un lugar fundamental, porque son el origen de las demás libertades. La defensa de otros derechos que nacen de la dignidad de las personas y de los pueblos, en particular la promoción de la protección de la vida, de la justicia y de la solidaridad, también deben ser objeto de una colaboración real".
"Como ya he tenido ocasión de subrayar a menudo, el establecimiento de relaciones cordiales entre los creyentes de las diferentes religiones es una necesidad urgente de nuestro tiempo, para construir un mundo más humano y más conforme al proyecto de Dios sobre la creación", subrayó.