ROMA, 11 Mar. 10 / 05:46 am (ACI)
El Secretario del Sínodo de los Obispos, Arzobispo Nikola Eterovic, señala en un reciente libro presentado en la sede de Radio Vaticano, que recoge algunas de sus reflexiones sobre el Sínodo de la Biblia del año 2008, titulado "La Palabra de Dios" que las homilías no deben durar más de ocho minutos.
El Arzobispo señala que un método para preparar la predicación dominical lo plantea el mismo Papa Benedicto XVI quien "comienza desde el lunes a preparar la homilía del domingo siguiente.
En tal sentido tiene suficiente tiempo para comprender los pasajes de la escritura dominical. Las lecturas se convierten en objeto de profunda meditación también a la luz de los eventos de la vida concreta, a nivel personal y comunitario. Por lo tanto hace falta evitar improvisaciones, ya que la homilía es una realidad demasiado seria para presentarse ante los fieles sin una adecuada preparación".
La preparación de la homilía dominical, prosigue Mons. Eterovic, "puede tener también la forma de lectio divina. Los resultados de los grupos que la practican son en general positivos".
Algunos sacerdotes, afirma luego, sugieren cinco pasos para mejorar las homilías: "determinar el tema principal de la homilía, suscitar el interés de los fieles (…), hacer todo lo posible para transmitir a quienes la oyen la propia convicción dirigiéndose a su inteligencia y corazones; ayuda a los fieles a memorizar el tema de la homilía (…) y generar una respuesta activa en los fieles sugiriendo acciones concretas como oraciones, lecturas, actividades en familia, en la parroquia, en el trabajo o en la sociedad".
El Arzobispo subraya luego que es "útil recordar que la homilía en general no debería superar los ocho minutos, tiempo medio de concentración de los oyentes. El predicador puede escribir la homilía, pero al momento de predicar debería ayudarse de un esquema, de una guía esencial que le permita seguir el hilo lógico mirando a los fieles".
Mons. Eterovic explica también que para ser actual, el predicador puede usar en la preparación de sus homilías la Biblia y un diario.