mponer a la mayoría un ?modelo de sociedad libertaria y radical? es lo que el Gobierno pretende con las reformas para acelerar el divorcio y legalizar el mal llamado ?matrimonio de homosexuales?, afirmó en su más reciente carta pastoral el Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco.
El Prelado advirtió que ?nos encontramos ante gobernantes que decían que iban a dialogar, pero no dialogan; que se esperaba que construyeran, pero destruyen; que decían que iban a respetar la libertad religiosa, pero apuestan por un nuevo ?nacional-laicismo??.
?Con la excusa de las minorías se quiere dar a entender que no existen normas morales objetivas, ni exigencias del bien común y que el poder político tiene las manos libres para cambiar la moral y la sociedad a su antojo?, agregó el Arzobispo en su carta ?Una sociedad libre y humana?.
En su misiva, Mons. García-Gasco pidió que se juzgue ?las reformas políticas en curso? porque ?nadie está exento de su responsabilidad para construir una sociedad libre y humana?. Así, recordó que ?nadie puede ser silenciado a la hora de opinar sobre esas reformas y de actuar en consecuencia?.
Vaciamiento del sentido del matrimonio
Sobre ?el llamado ?divorcio express? y la legalización del denominado ?matrimonio de homosexuales??, el Arzobispo valenciano denunció que con ellos se está ?vaciando de contenido el matrimonio, como si se tratara de una palabra equívoca que puede servir para amparar cualquier deseo de convivencia?.
Sin embargo, recordó el Arzobispo, ?el tejido social mayoritario de España está formado por verdaderos matrimonios: varones y mujeres que se eligen libremente para amarse, respetarse y educar a los hijos, sin poner límites en el tiempo a esta entrega incondicional?.
Más adelante, Mons. García-Gasco calificó de ?falsa? la argumentación ?con la que intenta convencer a la opinión pública de que alterar sustancialmente el significado del matrimonio es una condición ineludible para respetar los derechos de las minorías?. Los derechos de las minorías ?pueden ser respetados en una sociedad abierta y tolerante sin destruir el matrimonio?. ?Hay multitud de fórmulas jurídicas para conseguir ambas cosas?, agregó.
Al concluir su carta, el Prelado expresó su convicción de que el matrimonio ?es la institución social que manifiesta el mayor logro de civilización?. Por ello, ?alterar el sentido del matrimonio es una pretensión repetida del pensamiento libertino, radical y sectario?. Una sociedad libertina ?es un engaño amargo, pues la felicidad sólo se encuentra cuando salimos de nosotros mismos y nos damos a los demás?, finalizó el Arzobispo.