Cientos de miles de ellas, vendedoras ambulantes, empleadas domésticas y obreras, de repente se han encontrado sin medios de subsistencia. De un día al otro, se vieron obligadas a refugiarse con sus hijos en los campamentos y a afrontar un gran desafío: inventar una manera de mantener a su familia.
Sensibilizado con la difícil situación de estas mujeres, en octubre de 2011, el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) ha puesto en marcha un proyecto destinado a “mejorar las condiciones de vida y la dignidad de 2.040 mujeres desplazadas de Port au Prince, a través de estrategias de auto-sustentación económica y promoción socio-cultural”.
Un año después de la implementación del proyecto en cuatro campamentos de Port au Prince, 108 mujeres cabeza de familia se han formado en el manejo del pequeño comercio y han organizado un grupo de cooperación económica, antes de recibir cada una de ellas una pequeña cantidad d e dinero en préstamo del JRS . El proyecto es sólo un pequeño ejemplo del camino de esperanza que están siguiendo las haitianas desplazadas después del terremoto con su creatividad y tenacidad, silenciosa pero efectiva.