Lo cuenta Sor Manju, religiosa del Servicio Indio de las Misiones y co-fundadora, junto con el padre Abhishiktanand, de DARE, la primera y única ONG que ha entrado en este tugurio urbano en el que viven en la extrema pobreza, entre vehículos robados y remolques que utilizan como refugio, los niños que se pierden o que están solos, abandonados, que han huido o han sido rechazada porque sufren de alguna discapacidad o por el mero hecho de ser mujeres.
Son los pequeños de las calles, del tren, se ganan la vida recogiendo basura y escombros, mendigando, robando o sometiéndose al abuso sexual por parte de los turistas nacionales y visitantes ocasionales en los baños de los vagones del tren. Algunos lo hacen por orden de los padres, otros adultos en cuyas manos han caído de una manera u otra. En Charbhuja Shahid, dice la hermana Manju, las pequeñas manos vacías de estas pobres víctimas son utilizadas para apagar los cigarrillos y por esto los niños suben a los trenes aún en movimiento para recoger algo vendible. Recogen la basura, rellenar las botellas de agua y las venden en los vagones, pero a veces esto no es suficiente y terminan sometidos a la violencia en los baños.
Actualmente, el centro DARE, inaugurado en 2010 a 8 kilómetros de Varanasi, acoge sólo a niñas, son treintena. Otros pueden estar allí para jugar, aprender, relajarse durante algunas horas. La religiosa no está bien vista, especialmente por los padres que explotan a los niños sólo para comprar alcohol, que ella trata de salvar a su vez. El objetivo de DARE es la construcción de un nuevo centro que permita rescatar también a los niños y tener más lugares. (AP) (16/10/2013 Agencia Fides)