Blanca López Ibor, oncóloga y pediatra española y miembro de la Pontificia Academia para la Vida, explicó recientemente en Roma en una entrevista concedida a ACI Prensa que “no cabe la eutanasia en ningún momento, porque es un sinsentido tanto para los padres, el niño y el médico”.
“¿Un niño que pide una eutanasia? El niño es un ser de pura esperanza, ellos quieren curarse y se plantean el día a día como niños, y los adolescentes igual. Por supuesto que tenemos que atender a todos sus síntomas físicos, pero tenemos medicinas de sobra para tratar el dolor, la ansiedad, la angustia y para todo este tipo de problemas, y el niño es un niño, no es un cáncer”, subrayó.
“En cuanto a todo este ruido que se está armando con la eutanasia infantil, al menos en mi especialidad, mi punto de vista es que un cáncer es una parte del camino en la vida de un niño, no es una lucha, no es que los médicos nos peleemos con una enfermedad, ni los padres, ni los niños, sino que es un mismo camino que recorremos juntos”.
El objetivo “de legalizar la eutanasia infantil –explicó López-, creo que es el de generar una cultura, hacer que se hable de ello, pero la realidad es que, a pie de camilla, los padres y los pediatras no nos encontramos con un niño que pide una eutanasia”.
“Tengo que decir que a mí nunca me ha pedido un niño nada que tenga que ver con la eutanasia ni sus padres tampoco”, añadió.
López, quien trabaja desde hace años en el Hospital Universitario Madrid Montepríncipe con jóvenes gravemente enfermos y discapacitados, aseguró también que los niños “son mucho más maduros de lo que pensamos”, y “no nos pedirían nunca una eutanasia, especialmente cuando están enfermos”.
“Los adultos tienen mucho que aprender de los niños enfermos” y “quizá fijarnos un poco más en ellos y comprender que quieren continuar con sus vidas, que quieren estudiar, salir adelante y que su vida pues… no está realmente en sus manos”.
La experta, también especializada en filosofía, afirmó que ante los casos más graves y con menos probabilidades de curación solo existe una vía: los cuidados paliativos.
“Curar y cuidar han de formar parte del trabajo y de la vida de un médico desde el primer día para ayudarles a recorrer el camino de la enfermedad. Desde luego, cuando no se puede curar, hay muchísimo que se puede cuidar y por eso los cuidados paliativos”, concluyó.