El religioso había incurrido en la pena canónica en los años 80 por su participación en el gobierno sandinista de Nicaragua: pena que d’Escoto aceptó desde el inicio, si bien permaneciendo miembro de la propia sociedad misionera, pero sin desarrollar alguna actividad pastoral. Desde hace años el sacerdote ha abandonado el empeño político.
El Padre d’Escoto ha escrito una carta al Papa, manifestando su deseo de “volver a celebrar la Santa Eucaristía”, “antes de morir”. Respondiendo afirmativamente a su petición, Francisco ha encargado al superior general del Instituto acompañar al hermano en el proceso de reintegración al ministerio sacerdotal