Mons. Piero Amenta, prelado auditor de la Rota Romana, también culpó a los medios por proveer una perspectiva parcial de los temas. En un artículo publicado el 14 de noviembre en korazym.org, señaló que “los tribunales eclesiásticos no hacen negocios” con estas situaciones matrimoniales.
La Rota Romana es un tribunal, usualmente la etapa de apelación, en la cual salvaguardan los derechos dentro de la Iglesia.
El 5 de noviembre, en un discurso a los canonistas participantes en un curso de la Rota Romana, el Papa Francisco dijo que “es también necesario estar muy atentos de que los procesos no estén dentro del marco de los negocios”, añadiendo que una vez despidió a alguien del tribunal que una vez había dicho “dame 10.000 dólares y yo me encargo de los dos procesos: el civil y el eclesiástico”.
El Papa agregó que “cuando añades los intereses económicos a los intereses espirituales, ¡no es de Dios!”. También enfatizó que la justicia y la salvación de las almas son inseparables, y que estos están en el centro del proceso.
Cuando los medios seculares resaltaron los comentarios del Papa y sugirieron que él quiere que los procesos de nulidad sean gratuitos, Mons. Amenta lo llamó “una lectura superficial del discurso del Papa”.
“El Papa Francisco no dijo que los procesos para la declaración final de nulidad deban ser gratis. Al final, él solo dijo que debemos estar atentos a que los procesos no se lleven a cabo en el marco de las ganancias, y añadió que ‘en el Sínodo, algunas propuestas han hablado acerca de la gratuidad, lo veremos’; y esta respuesta no puede ser definida como una afirmación”, escribió Mons. Amenta.
Mons. Amenta subrayó que “no es verdad que los tribunales eclesiásticos hagan ganancias con los problemas de los matrimonios”, desde que el “53 por ciento” de los procesos adjudicados a la Rota son gratis, y la “contribución a los gastos de los procedimientos son muy bajos, cerca de 525 euros ‘una tantum’”, una cuota única de 650 dólares.
El prelado auditor de la Rota Romana también explicó que por los obispos italianos, por ejemplo, tienen una definida estructura de pago por abogados canonistas, con un máximo de 3.610 dólares y mínimo de 1.870.
Sin embargo, “los tribunales están siempre provistos de abogados de oficio” para aquellos que por razones económicas los solicitan, “sin ningún otro gasto más allá de la contribución a los gastos del procedimiento”.
Que “los tribunales de la Iglesia sean lugares donde se realizan malas acciones es verdaderamente una leyenda urbana”, señaló Mons. Amenta, probablemente extendida por “personas que probablemente nunca han estado en un tribunal de la Iglesia”.
Concedió que hay abogados que individualmente no respetan el límite de precios, pero añadió que “estos son casos dolorosos y aislados, ellos son procesados cuando son denunciados”, dijo en referencia al despido que el Papa contó como ejemplo.
El discurso del Papa, lejos de desear el fin para los procedimientos judiciales que determinan si un matrimonio es nulo, sugiere que los procesos deben ser sostenidos y simplificados, indicó el sacerdote.
“Primero, la necesidad de para que los procesos se mantengan”, dijo. “No es un trabajo superfluo en la Iglesia. Mientras a algunos les gustaría la idea de una Iglesia sin estas estructuras, o sin ningún tipo de estructuras, el Papa reafirmó que la salvación de las almas no se encuentra fuera de la justicia, como aquellos quienes oponen ley y cuidado pastoral supondrían, tal dicotomía está equivocada, porque el Código de Derecho Canónico es y debe ser un instrumento pastoral”.
Un segundo hallazgo del discurso del Papa –añadió–, es “que los procesos deben ser simplificados”, indicando que la comisión establecida el 27 de agosto, está estudiando una reforma de los procesos de nulidad.
La comisión examinará “la posibilidad de ofrecer más estructuras jurisdiccionales, especialmente en aquellos países donde las distancias son largas y los tribunales debe cubrir enormes áreas, lo cual no favorece la participación de los fieles, excepto un grave inconveniente”.
Si bien reconoce el deseo del Papa Francisco de que los intereses económicos y espirituales no estén unidos uno al otro, Mons. Amenta dijo que es "innegable que la propia Iglesia necesita de los medios, sin embargo modestos, para perseguir los intereses espirituales”, y esta es la razón por la que “los fieles son invitados a dar las ofrendas que pueden, cuando ellos piden por los servicios religiosos que requieren un estipendio de dinero”, citando la práctica de dar estipendios para eventos como bodas y funerales.
“Y debo decir, de acuerdo a mi experiencia, que los fieles son muy generosos, cuando ellos pueden concretamente ver lo beneficios que tienen para ellos y sus familias”, señaló.