Dado que el calendario litúrgico combina un calendario que gira en torno a la Pascua (de fecha variable), otro que gira en torno a la Epifanía (de fecha fija) y otro que atiende a los santos (de fechas fijas), se producen permanentemente "colisiones" entre las fechas de un calendario y de otro. La sustitución de una celebración por otra se rige por una tabla que establece el valor relativo de cada celebración litúrgica.
Espontáneamente uno pensaría que un domingo es siempre mucho más importante que cualquier otra fecha del calendario, excepto las del Señor; sin embargo no es así: los domingos de los tiempos fuertes (adviento, cuaresma, pascua) están casi al tope de la lista; sin embargo, los otros domingos (los del tiempo de navidad y los del tiempo durante el año) están en una posición más abajo que los de algunas solemnidades, como pasa con la de san Juan Bautista.
La lista completa de precedencias la puede ver aquí. Esa tabla se lee así: tiene mayor rango de precedencia el que ocupa un puesto más alto en la lista. En este caso, tenemos una celebracción de solemnidad inscripta en el calendario general; con esas dos palabras clave buscamos en la lista y vemos que tiene precedencia 3. Vemos también que el domingo 24 de junio es un domingo del tiempo "durante el año"; esas dos palabras nos llevan a la precedencia 6; por lo tanto, la solemnidad de san Juan Bautista tiene mayor peso relativo que la del domingo, y la sustituye.
Pero en un caso como el de este año (2012), en que "Anunciación del Señor" (25 de marzo, también solemnidad del nivel 3) cayó domingo, no reemplazó al domingo, porque ese domingo era de cuaresma, y por tanto del nivel 2. Sin embargo, cualquier solemnidad "perdida" por precedencia en el grupo I, es decir, de los niveles 3 y 4 (que son las únicas que pueden perderse en ese grupo), no se deja de celebrar, sino que pasa al primer lunes libre siguiente; por eso este año hemos celebrado Anunciación del Señor el lunes 26 de marzo.