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El Testigo Fiel
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El buscador «simple» permite buscar con rapidez una expresión entre los campos predefinidos de la base de datos. Por ejemplo, en la biblioteca será en título, autor e info, en el santoral en el nombre de santo, en el devocionario, en el título y el texto de la oración, etc. En cada caso, para saber en qué campos busca el buscador simple, basta con desplegar el buscador avanzado, y se mostrarán los campos predefinidos. Pero si quiere hacer una búsqueda simple debe cerrar ese panel que se despliega, porque al abrirlo pasa automáticamente al modo avanzado.

Además de elegir en qué campos buscar, hay una diferencia fundamental entre la búsqueda simple y la avanzada, que puede dar resultados completamente distintos: la búsqueda simple busca la expresión literal que se haya puesto en el cuadro, mientras que la búsqueda avanzada descompone la expresión y busca cada una de las palabras (de más de tres letras) que contenga. Por supuesto, esto retorna muchos más resultados que en la primera forma. Por ejemplo, si se busca en la misma base de datos la expresión "Iglesia católica" con el buscador simple, encontrará muchos menos resultados que si se lo busca en el avanzado, porque este último dirá todos los registros donde está la palabra Iglesia, más todos los registros donde está la palabra católica, juntos o separados.

Una forma de limitar los resultados es agregarle un signo + adelante de la palabra, por ejemplo "Iglesia +católica", eso significa que buscará los registros donde estén las dos palabras, aunque pueden estar en cualquier orden.
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Una forma de limitar los resultados es agregarle un signo + adelante de la palabra, por ejemplo "Iglesia +católica", eso significa que buscará los registros donde estén las dos palabras, aunque pueden estar en cualquier orden.
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La búsqueda no distingue mayúsculas y minúsculas, y no es sensible a los acentos (en el ejemplo: católica y Catolica dará los mismos resultados).

Quisiera saber por qué en la liturgia católica se ha cambiado la fórmula de 'por todos los hombres' por la palabra 'muchos'.

pregunta realizada por SOLDA
3 de diciembre de 2023

Lo primero que debe señalarse es que en realidad la fórmula "por vosotros y por muchos", que es la que utiliza actualmente la liturgia en todas sus plegarias eucarísticas, es traducción literal de la fórmula más tradicional, que acompañó la misa durante siglos ("qui pro vobis et pro multis", decía el Canon Romano anterior a la reforma litúrgica). Esa fórmula es una amalgama de la fórmula que traen Mateo y Marcos ("que es derramada por muchos", Mt 26,28; Mc 14,24) y Lucas y Pablo ("por vosotros", Lc 22,19.20; 1Cor 11,24). En ninguno de los cuatro casos dice "por todos".

La pregunta debería ser, entonces, de dónde sale que nosotros dijéramos, por cerca de 50 años, como palabra de Jesús algo que no es la palabra de Jesús.

Lo explica magníficamente el Papa Benedicto XVI en una carta al presidente de la Conferencia Episcopal alemana, de 2012, en la que le urge a aplicar en Alemania la decisión que ya se había tomado en Roma en 2006 de volver a poner en el canon las palabras bíblicas. Simplemente resumiré aquí el argumento del Papa, pero no está de más ir a leer el propio documento original.

En la época del Concilio Vaticano II había un cierto consenso exegético de que esas palabras de la consagración hacían alusión a Is 53,11 ("mi siervo justificará a muchos"), y que a su vez la expresión hebrea "muchos", o incluso "los muchos", en realidad implica la idea de totalidad. Se pensaba, y esta interpretación era prácticamente unánime, que Marcos y Mateo habían recogido este semitismo, que por tanto era necesario "traducir" como "todos".

Pongo "traducir" entre comillas, porque el paso de "muchos" a "todos" no es propiamente una traducción sino una traducción con interpretación. Es posible continuar entendiendo que el trasfondo del "muchos" mateomarcano es Is 53,11 y el sentido es universalista, pero no representa un consenso total en la actualidad, y no corresponde privar al creyente de las palabras de Jesús para imponer por vía de la traducción unos textos que pueden leerse de otras maneras o con otros acentos.

Por otra parte en la época del Concilio confiábamos, quizás excesivamente, en que la interpretación de las palabras leídas en sustitucion de las palabras bíblicas iban a "acercar al pueblo" con más facilidad el distante mensaje bíblico. Lo cierto es que si bien la interpretación actualizadora es absolutamente necesaria, no puede usarse en sustitución del texto bíblico. El respeto a la Palabra exige que nuestras interpretaciones (aunque fueran las más correctas) queden siempre en un plano de acercamiento a la Palabra, y no pretendan confundirse con ella.

Ahora bien, cuando yo escucho una y otra vez, en cada misa, que Jesús derramó su sangre "por muchos", ¿debo entender que lo hizo por todos o solo por algunos?

Estas palabras no dejan de contemplar el destino de la sangre de Jesús como un misterio que se desplegará a lo largo de la historia. Por supuesto que implican una universalidad, es por todos, pero esa universalidad nunca es un supuesto que debamos recibirlo como algo obvio y evidente: ni todos han nacido aun, ni todos aceptarán esa redención. A la universalidad intencional de la redención le sale al encuentro el doble misterio: el del tiempo del hombre y el de su libertad.

Por eso el "por muchos" resulta ser no sólo más apegado al texto bíblico, al ser simple traducción no interpretada de las palabras usadas por Marcos y Mateo, sino también más convocantes, porque nos invitan a colaborar a que ese muchos llegue a ser en algún momento y realmente todos, algo que se pone en marcha precisamente cada vez que celebramos la Eucaristía.

 

 

 

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