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El Testigo Fiel
formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
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Documentación: Fulgencio de Ruspe, obispo
En Spoleto, en Italia, beato Pedro Bonilli, presbítero, fundador de la Congregación de Hermanas de la Sagrada Familia, para atender y educar a las niñas pobres y huérfanas.

Sacramento de unidad y de caridad

fuente: Libros a Mónimo 2,11-12
Se utiliza en: Martes, II semana de Pascua (lecc. único)

La edificación espiritual del cuerpo de Cristo, que se realiza en la caridad (según la expresión del bienaventurado Pedro, las piedras vivas entran en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales, que Dios acepta por Jesucristo), esta edificación espiritual, repito, nunca se pide más oportunamente que cuando el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, ofrece el mismo cuerpo y la misma sangre de Cristo en el sacramento del pan y del cáliz: El cáliz que bebemos es comunión con la sangre de Cristo, y el pan que partimos es comunión con el cuerpo de Cristo; el pan es uno, y así nosotros, aunque seamos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan

Y lo que en consecuencia pedimos es que con la misma gracia con la que la Iglesia se constituyó en cuerpo de Cristo, todos los miembros, unidos en la caridad, perseveren en la unidad del mismo cuerpo, sin que su unión se rompa.

Esto es lo que pedimos que se realice en nosotros por la gracia del Espíritu, que es el mismo Espíritu del Padre y del Hijo; porque la Santa Trinidad, en la unidad de naturaleza, igualdad y caridad, es el único, solo y verdadero Dios, que santifica conjuntamente a los que adopta.

Por lo cual se dice: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritus Santo que se nos ha dado.

Pues el Espíritu Santo, que es el mismo Espíritu del Padre y del Hijo, en aquellos a quienes concede la gracia de la adopción divina, realiza lo mismo que llevó a cabo en aquellos de quienes se dice, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, que habían recibido el mismo Espíritu. De ellos se dice, en efecto: En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo; pues el Espíritu único del Padre y del Hijo, que, con el Padre y el Hijo es el único Dios, había creado un solo corazón y una sola alma en la muchedumbre de los creyentes.

Por lo que el Apóstol dice que esta unidad del Espíritu con el vínculo de la paz ha de ser guardada con toda solicitud, y aconseja así a los Efesios: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz.

Dios acepta y recibe con agrado a la Iglesia como sacrificio cuando la Iglesia conserva la caridad que derramó en ella el Espíritu Santo: así, si la Iglesia conserva la caridad del Espíritu, puede presentarse ante el Señor como una hostia viva, santa y agradable a Dios.

Otras lecturas del mismo autor

Criado fiel y solícito - [(Sermón 1,2-3: CCL 91 A, 889-890)]
Cristo vive siempre para interceder en nuestro favor - [Cartas (Carta 14, 36-37: CCL 91, 429-431)]
Él mismo se ofreció por nosotros - [Del tratado sobre la verdadera fe a Pedro (Cap. 22, 62: CCL 91A, 726. 750-751)]
Las armas de la caridad - [Sermón 3,1-3.5-6 (CCL 91A, 905-909)]
La caridad trabaja en el mundo, descansa en Dios - [Sermones (Sermón 5, 5-6: CCL 91A, 921-923)]
La participación del cuerpo y sangre de Cristo nos santifica - [Tratado contra Fabiano (Cap 28, 16-19: CCL 91A, 813-814)]
El que salga vencedor no será víctima de la muerte segunda - [Tratado sobre el perdón de los pecados, libro 2,11,2-12,1. 3-4]
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