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El Testigo Fiel
formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
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Documentación: Efrén, diácono
San Efrén, diácono y doctor de la Iglesia, que primero ejerció en Nísibe, su patria, el ministerio de la predicación y la enseñanza de la doctrina, y más tarde, al invadir Nísibe los persas, se trasladó a Edesa, en Osroene, donde inició una escuela teológica con los discípulos que le habían seguido, en la que ejerció su ministerio con la palabra y los escritos. Fue célebre por su austeridad de vida y la riqueza de su doctrina, y por los exquisitos himnos que también compuso mereció ser llamado «cítara del Espíritu Santo».

La palabra de Dios, fuente inagotable de vida

fuente: Sobre el Diatéseron (Cap 1, 18-19: SC 121, 52-53)
Se utiliza en: VI Domingo del Tiempo Ordinario (lecc. único)
XIV Domingo del Tiempo Ordinario (par)

¿Quién hay capaz, Señor, de penetrar con su mente una sola de tus frases? Como el sediento que bebe de la fuente, mucho más es lo que dejamos que lo que tomamos. Porque la palabra del Señor presenta muy diversos aspectos, según la diversa capacidad de los que la estudian. El Señor pintó con multiplicidad de colores su palabra, para que todo el que la estudie pueda ver en ella lo que más le plazca. Escondió en su palabra variedad de tesoros, para que cada uno de nosotros pudiera enriquecerse en cualquiera de los puntos en que concentrara su reflexión.

La palabra de Dios es el árbol de vida que te ofrece el fruto bendito desde cualquiera de sus lados, como aquella roca que se abrió en el desierto y manó de todos lados una bebida espiritual. Comieron- dice el Apóstol- el mismo alimento espiritual y bebieron la misma bebida espiritual.

Aquel, pues, que llegue a alcanzar alguna parte del tesoro de esta palabra no crea que en ella se halla solamente lo que él ha hallado, sino que ha de pensar que, de las muchas cosas que hay en ella, esto es lo único que ha podido alcanzar. Ni por el hecho de que esta sola parte ha podido llegar a ser entendida por él, tenga esta palabra por pobre y estéril y la desprecie, sino que, considerando que no puede abarcarla toda, dé gracias por la riqueza que encierra. Alégrate por lo que has alcanzado, sin entristecerte por lo que te queda por alcanzar. El sediento se alegra cuando bebe y no se entristece porque no puede agotar la fuente. La fuente ha de vencer tu sed, pero tu sed no ha de vencer la fuente, porque, si tu sed queda saciada sin que se agote la fuente, cuando vuelvas a tener sed podrás de nuevo beber de ella; en cambio, si al saciarse tu sed se secara también la fuente, tu victoria sería en perjuicio tuyo.

Da gracias por lo que has recibido y no te entristezcas por la abundancia sobrante. Lo que has recibido y conseguido es tu parte, lo que ha quedado es tu herencia. Lo que, por tu debilidad, no puedes recibir en un determinado momento lo podrás recibir en otra ocasión, si perseveras. Ni te esfuerces avaramente por tomar de un solo sorbo lo que no puede ser sorbido de una vez, ni desistas por pereza de lo que puedes ir tomando poco a poco.

Otras lecturas del mismo autor

Vigilad, pues vendrá de nuevo - [(Comentario sobre el Diatésaron, 18,15-17; SC 121,352-328)]
María sola abraza al que todo el universo no abarca - [(Sermón 3 de diversis: Opera omnia, III syr. et lat., Roma 1743, 607)]
Los designios divinos son figura del mundo espiritual - [(Sermón 3, De fine et admonitione, 2,4-5: Edición Lamy, 3,216-222)]
La cruz de Cristo, salvación del género humano - [Sermones sobre nuestro Señor (Sermón 20, 3-4.9: Opera, ed. Lamy, 1, 152-158. 166-168)]
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