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Documentación: Clemente de Alejandría

Llevemos desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa aguardando la aparición gloriosa del gran Dios

fuente: Exhortación a los paganos (Cap 1: PG 8, 59-63)
Se utiliza en: Jueves, XXIII semana del Tiempo Ordinario (par)

El Señor se compadece, castiga, exhorta, amonesta, conserva, guarda y, en compensación de la doctrina que nos ha enseñado, promete en la sobreabundancia de su generosidad, el reino de los cielos, sin percibir de nosotros otro fruto que el de nuestra propia salvación. De hecho, el vicio se ceba en la destrucción del hombre, mientras que la verdad, que cual abeja inocua se posa en las cosas, sólo se alegra de la felicidad de los hombres.

Conoces lo que promete; conoces también con qué afecto ama al género humano. Por tanto, acércate y participa de esta gracia. Ahora bien, no has de considerar «nuevo» mi cántico, como se llama nuevo un objeto o una casa. De hecho él fue engendrado antes de la aurora de los siglos, y en el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.

En cierto sentido, también nosotros somos anteriores a la creación del mundo, en cuanto que preexistíamos en Dios mismo en razón de nuestra futura creación. Somos, pues, criaturas racionales del Verbo divino, es decir, de la inteligencia divina, y por él somos llamados «primeros», puesto que en el principio ya existía la Palabra. Palabra que por existir ya antes de ser echados los cimientos del mundo, fue el divino principio de todas las cosas, y lo sigue siendo; pero como quiera que, en los últimos tiempos quiso asumir aquel venerable nombre de Cristo, considerado ya antiguamente como santo, yo lo llamo Cántico nuevo.

Así pues, este Verbo que es Cristo, no sólo fue causa de nuestra preexistencia, sino que, además, es causa de nuestra existencia feliz, y en estos últimos tiempos se ha manifestado a los hombres como el único que es a la vez Dios y hombre. En efecto, enseñados por él a vivir rectamente, somos reexpedidos a la vida eterna. Pues, como dice aquel divino apóstol del Señor: Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación a todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro: Jesucristo.

En conclusión: el cántico nuevo es el del Verbo, que existía en el principio. El que ya existía desde antiguo, ha aparecido ahora como Salvador, me refiero al Verbo que estaba junto a Dios y por medio del cual se hizo todo. Se manifestó en la condición de maestro: y el que como artífice del mundo nos dio la vida en la primera creación, adoptando el talante de maestro nos enseñó la norma del bien vivir, a fin de otorgarnos después, como Dios, la vida eterna.

Otras lecturas del mismo autor

Yo soy vuestro preceptor - [El pedagogo (Lib 1, cap 7: PG 8, 315-318)]
El hombre inmortal es un magnífico himno de Dios - [Exhortación a los paganos (Cap 10: PG 8, 223-228)]
Revistámonos con las armas de la paz - [Exhortaciones (Exhortación a los paganos, Cap. 11; PG 8, 235-238)]
Dichosos los que derraman su sangre por causa de Dios - [Strómata (Lib 4, 7: PG 8, 1255.1259.1263.1266.1267)]
Hemos de honrar a Dios durante toda la vida - [Strómata (Lib 7, cap 7: PG 9, 450-451.458-459)]
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