Traspasa, dulcísimo Señor Jesús (Transfige...)
San Buenaventura
Oración muy clásica de san Buenaventura (1218-1274), acto de amor a Jesús Eucaristía.
Traspasa, dulcísimo Señor Jesús, la médula de mi alma
con el suavísimo y saludabilísimo dardo de tu amor;
con la verdadera, pura y santísima caridad apostólica,
a fin de que mi alma desfallezca y se derrita siempre
sólo en amarte y en deseo de poseerte: que por ti suspire,
y desfallezca por hallarse en los atrios de tu casa;
anhele disolverse y ser contigo.
Haz que mi alma tenga hambre de ti,
Pan de los ángeles,
alimento de las almas santas,
Pan nuestro de cada día,
supersubstancial,
lleno de toda dulzura y sabor,
y de todo suave deleite.
De Ti, en quien desean mirar los ángeles, tenga siempre hambre mi corazón,
el interior de mi alma rebose con la dulzura de tu sabor;
tenga siempre sed de ti, fuente de vida,
manantial de sabiduría y de ciencia,
río de luz eterna,
torrente de delicias,
abundancia de la casa de Dios.
Que te desee, te busque, te halle;
que a ti vaya y a ti llegue;
en ti piense, de ti hable,
y todas mis acciones encamine a honra y gloria de tu nombre,
con humildad y discreción,
con amor y deleite,
con facilidad y afecto,
con perseverancia hasta el fin;
para que tú solo seas siempre mi esperanza,
toda mi confianza,
mi riqueza, mi deleite,
mi alegría, mi gozo,
mi descanso y mi tranquilidad,
mi paz, mi suavidad, mi perfume, mi dulzura,
mi comida, mi alimento, mi refugio, mi auxilio,
mi sabiduría, mi herencia, mi posesión, mi tesoro,
en el cual, fijas y firmes e inconmovibles,
estén siempre arraigados mi alma y mi corazón. Amén.