Ilumina las sombras de mi noche,
dame, Señor, la luz de tu semblante,
en las frías tinieblas no me dejes,
ni en el dolor oscuro de mi carne.
Señor, mira tus ojos abrasados,
de lumbre y de divina llamarada,
se encienden mis pupilas en las tuyas,
y tu fuego Señor, quema mi alma.
Con el fulgor de lunas y de soles,
con el brillar de estrellas y luceros,
como un canto de voces trasparente,
quiero alabarte Dios del Universo.
Desde que nace el día hasta el ocaso,
de tu luz y tu Amor quiero llenarme,
volar por las alturas de tu Cielo, y,
en tu Cielo de luz, Señor, quedarme