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El Testigo Fiel
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«Mira que estoy a la puerta y llamo,
si alguno oye mi voz y me abre la puerta,
entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo...»
formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
Lunes, I semana de Adviento, feria
Hora Intermedia (Nona)
Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
 
Himno
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.

Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.

Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.

o bien:



Fuerza tenaz, firmeza de las cosas,
inmóvil en ti mismo;
origen de la luz, eje del mundo
y norma de su giro:

Concédenos tu luz en una tarde
sin muerte ni castigo,
la luz que se prolonga tras la muerte
y dura por los siglos. Amén.

o bien:



Se cubrieron de luto los montes
a la hora de nona.
El Señor rasgó el velo del templo
a la hora de nona.
Dieron gritos las piedras en duelo
a la hora de nona.
Y Jesús inclinó la cabeza
a la hora de nona.

Hora de gracia,
en que Dios da su paz a la tierra
por la sangre de Cristo.

Levantaron sus ojos los pueblos
a la hora de nona.
Contemplaron al que traspasaron
a la hora de nona.
Del costado manó sangre y agua
a la hora de nona.
Quien lo vio es el que da testimonio
a la hora de nona.

Hora de gracia,
en que Dios da su paz a la tierra
por la sangre de Cristo. Amén.
Salmodia
utilizar salmodia complementaria
Salmo 18 B: Himno a Dios, autor de la ley
Ant: Dijo María: «¿Qué saludo es éste que me turba? ¿Voy a dar a luz al Rey sin romper los sellos de mi virginidad?»
Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5,48)
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.

Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta.

Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 7 - I: Oración del justo calumniado
Mirad que el juez está ya a la puerta (St 5,9)
Señor, Dios mío, a ti me acojo,
líbrame de mis perseguidores y sálvame,
que no me atrapen como leones
y me desgarren sin remedio.

Señor, Dios mío: si soy culpable,
si hay crímenes en mis manos,
si he causado daño a mi amigo,
si he protegido a un opresor injusto,
que el enemigo me persiga y me alcance,
que me pisotee vivo por tierra,
apretando mi vientre contra el polvo.

Levántate, Señor, con tu ira,
álzate contra el furor de mis adversarios,
acude, Dios mío, a defenderme
en el juicio que has convocado.
Que te rodee la asamblea de las naciones,
y pon tu asiento en lo más alto de ella.
El Señor es juez de los pueblos.

Júzgame, Señor, según mi justicia,
según la inocencia que hay en mí.
Cese la maldad de los culpables,
y apoya tú al inocente,
tú que sondeas el corazón y las entrañas,
tú, el Dios justo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 7 - II:
Mi escudo es Dios,
que salva a los rectos de corazón.
Dios es un juez justo,
Dios amenaza cada día:
si no se convierten, afilará su espada,
tensará el arco y apuntará.
Apunta sus armas mortíferas,
prepara sus flechas incendiarias.

Mirad: concibió el crimen, está preñado de maldad,
y da a luz el engaño.
Cavó y ahondó una fosa,
caiga en la fosa que hizo,
recaiga su maldad sobre su cabeza,
baje su violencia sobre su cráneo.

Yo daré gracias al Señor por su justicia,
tañendo para el nombre del Señor Altísimo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Dijo María: «¿Qué saludo es éste que me turba? ¿Voy a dar a luz al Rey sin romper los sellos de mi virginidad?»
utilizar salmodia habitual
Salmo 125: Dios, alegría y esperanza nuestra
Ant: Dijo María: «¿Qué saludo es éste que me turba? ¿Voy a dar a luz al Rey sin romper los sellos de mi virginidad?»
Si sois compañeros en el sufrir, también lo sois en el buen ánimo (2Co 1,7)
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126: El esfuerzo humano es inútil sin Dios
Sois edificio de Dios (1Co 3,9)
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
No quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127: Paz doméstica en el hogar del justo
"Que el Señor te bendiga desde Sión", es decir, desde su Iglesia (Arnobio)
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.

Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Dijo María: «¿Qué saludo es éste que me turba? ¿Voy a dar a luz al Rey sin romper los sellos de mi virginidad?»
Lectura Bíblica
Lectura del libro del profeta Isaías
Is 13,22b-14,1a (cfr.)
Ya está a punto de llegar su hora, sus días no tardarán. El Señor se apiadará de Jacob, volverá a escoger a Israel.
V/. Ven, Señor, y no tardes.
R/. Perdona los pecados de tu pueblo.
Final

Oremos:

Concédenos, Señor Dios nuestro, permanecer alertas a la venida de tu Hijo, para que cuando llegue y llame a la puerta nos encuentre velando en oración y cantando su alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios
 
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