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El Testigo Fiel
formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
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Documentación: Cesáreo de Arlés, obispo
En Arlés, de la Provenza, san Cesáreo, obispo, que, después de haber llevado vida monástica en la isla de Lérins, recibió este episcopado en contra de sus deseos. Preparó y reunió sermones apropiados para las festividades, que los presbíteros debían leer con objeto de instruir al pueblo, y escribió también reglas de vida, tanto para hombres como para religiosas, para dirigir la vida monástica.

La misericordia divina y la misericordia humana

fuente: Sermones (Sermón 25,1: CCL 103,111-112)
Se utiliza en: Lunes, VIII semana del Tiempo Ordinario (par)
Lunes, XVII semana del Tiempo Ordinario (lecc. único)

Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dulce es el nombre de misericordia, hermanos muy amados; y, si el nombre es tan dulce, ¿cuánto más no lo será la cosa misma? Todos los hombres la desean, mas, por desgracia, no todos obran de manera que se hagan dignos de ella; todos desean alcanzar misericordia, pero son pocos los que quieren practicarla.

Oh hombre, ¿con qué cara te atreves a pedir, si tú te resistes a dar? Quien desee alcanzar misericordia en el cielo debe él practicarla en este mundo. Y, por esto, hermanos muy amados, ya que todos deseamos la misericordia, actuemos de manera que ella llegue a ser nuestro abogado en este mundo, para que nos libre después en el futuro. Hay en el cielo una misericordia, a la cual se llega a través de la misericordia terrena. Dice, en efecto, la Escritura: Señor, tu misericordia llega al cielo.

Existe, pues, una misericordia terrena y humana, otra celestial y divina. ¿Cuál es la misericordia humana? La que consiste en atender a las miserias de los pobres. ¿Cuál es la misericordia divina? Sin duda, la que consiste en el perdón de los pecados. Todo lo que da la misericordia humana en este tiempo de peregrinación se lo devuelve después la misericordia divina en la patria definitiva. Dios, en este mundo, padece frío y hambre en la persona de todos los pobres, como dijo él mismo: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. El mismo Dios que se digna dar en el cielo quiere recibir en la tierra.

¿Cómo somos nosotros, que, cuando Dios nos da, queremos recibir y, cuando nos pide, no le queremos dar? Porque, cuando un pobre pasa hambre, es Cristo quien pasa necesidad, como dijo él mismo: Tuve hambre, y no me disteis de comer. No apartes, pues, tu mirada de la miseria de los pobres, si quieres esperar confiado el perdón de los pecados. Ahora, hermanos, Cristo pasa hambre, es él quien se digna padecer hambre y sed en la persona de todos los pobres; y lo que reciba aquí en la tierra lo devolverá luego en el cielo.

Os pregunto, hermanos, ¿qué es lo que queréis o buscáis cuando venís a La iglesia? Ciertamente la misericordia. Practicad, pues, la misericordia terrena, y recibiréis la misericordia celestial. El pobre te pide a ti, y tú le pides a Dios; aquél un bocado, tú la vida eterna. Da al indigente, y merecerás recibir de Cristo, ya que él ha dicho: Dad, y se os dará. No comprendo cómo te atreves a esperar recibir, si tú te niegas a dar. Por esto, cuando vengáis a la iglesia, dad a los pobres la limosna que podéis, según vuestras posibilidades.

Otras lecturas del mismo autor

¿Cómo seguir a Cristo? - [(Sermón 159, 1. 3-6: CCL 104, 650. 652-654)]
El que dé testimonio de la verdad será mártir de Cristo - [(Sermón 225, 1-2: CCL 104, 888-889)]
Todos, por el bautismo, hemos sido hechos templos de Dios - [Sermón 229,1-3 (CCL 104,905-908)]
La sabiduría de Dios en la obra de la redención - [Sermones (Sermón 11, 1. 4. 6: CCL 103, 54. 56-57)]
Alegrémonos, pues hemos merecido ser templo de Dios - [Sermones (Sermón 229, 2: CCL 104, 905-907)]
El pueblo cristiano, apoyándose en la humildad, se eleva a la cumbre de la virtud - [Sermones (Sermón 90, 4.6: CCL 103, 372.373. 374)]
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