En tiempos de Carlos el Calvo (siglo IX), San Taurino fue considerado el primer obispo de Evreux. Así lo demuestra el relato del traslado de sus reliquias, escrito en aquella época. Según el autor de este relato, el santo fue descubierto en tiempos del rey Clotario (aunque no indica cuál, siglos V o VI) y del obispo Viator. Sin embargo, no fue Viator, sino su sucesor Landulfo, quien exhumó el sarcófago y construyó la basílica.
Más tarde, en una fecha que no se indica, se estableció un monasterio cerca de esta iglesia y el culto a San Taurino floreció hasta que, después del año 846, los normandos asolaron el país y obligaron a los monjes a huir a Auvernia con sus reliquias.
La leyenda de san Taurino, es más bien posterior a este relato y nada fidedigna. En martirologio de Usuardo, de aproximadamente la misma época que el documento del traslado de sus reliquias, se inscribe también a Taurino como obispo de la sede, pero no como el primero.
Ver Mons. Duchesne, Fastes, T. II, pág. 226. las imágenes son: una escultura moderna (de hacia el 2000) en piedra, en la catedral de Evreux, y una foto del famoso y riquísimo relicario conservado en la misma catedral.