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formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
Santos Pablo Miki y veinticinco compañeros, mártires
fecha de inscripción en el santoral: 6 de febrero
†: 1597 - país: Japón
canonización: B: Urbano VIII 14 sep 1627 - C: Pío IX 8 jun 1862
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: Memoria de los santos Pablo Miki y compañeros, mártires en Nagasaki, ciudad de Japón. Allí, declarada una persecución contra los cristianos, fueron apresados, duramente maltratados y, finalmente, condenados a muerte ocho presbíteros o religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús y de la Orden de los Hermanos Menores, procedentes de Europa o nacidos en Japón, junto con diecisiete laicos. Todos ellos, incluso los adolescentes, por ser cristianos fueron clavados cruelmente en cruces, mas manifestaron su alegría al haber merecido morir como murió Cristo. Sus nombres son: Juan de Goto Soan, Jacobo Kisai, religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús; Pedro Bautista Blásquez, Martín de la Ascensión Aguirre, Francisco Blanco, presbíteros de la Orden de Hermanos Menores; Felipe de Jesús de Las Casas, Gonzalo García, Francisco de San Miguel de la Parilla, religiosos de la misma Orden; León Karasuma, Pedro Sukeiro, Cosme Takeya, Pablo Ibaraki, Tomás Dangi, Pablo Suzuki, catequistas; Luis Ibaraki, Antonio, Miguel Kozaki y su hijo Tomás, Buenaventura, Gabriel, Juan Kinuya, Matías, Francisco de Meako, Ioaquim Sakakibara y Francisco Adaucto, neófitos. El día de su martirio fue ayer.
Oración: Oh Dios, fortaleza de todos los santos, que has llamado a san Pablo Miki y a sus compañeros a la vida eterna por medio de la cruz; concédenos, por su intercesión, mantener con vigor, hasta la muerte, la fe que profesamos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

San Francisco Javier sembró el cristianismo en Japón, adonde llegó en 1549. Él mismo convirtió y bautizó a considerable número de paganos. Posteriormente provincias enteras recibieron la fe. Se dice que en 1587 había en Japón más de doscientos mil cristianos. En 1588, el altivo Ministro Hideyoshi, habiéndose arrogado los honores de una deidad, ordenó que todos los misioneros deberian abandonar sus dominios en un término de seis meses. Algunos obedecieron, pero muchos permanecieron ocultos. En 1596, Hideyoshi, uno de los hombres más orgullosos y llenos de vicios, se enfureció por la jactancia del capitán de un barco español que dijo que el propósito de los misioneros era facilitar la conquista de Japón a los portugueses o españoles, y al año siguiente tres jesuitas y seis franciscanos fueron crucificados en una colina cerca de Nagasaki. Los franciscanos eran san Pedro Bautista, comisario de los frailes en Japón, san Martín De Aguirre, san Francisco Blanco, san Francisco de San Miguel (un hermano lego), todos ellos españoles; además san Felipe de Jesús, nacido en la ciudad de México, que aún no estaba ordenado, y san Gonzalo García. La nacionalidad del último nombrado, también hermano lego, es tema de discusión, ya que nació en Bassein, cerca de Bombay, se cree que de padres portugueses; pero otros declaran que sus padres eran hindúes conversos que tomaron nombres portugueses. De los jesuitas, uno era san Pablo Miki, un japonés de noble alcurnia y eminente predicador; los otros dos, san Juan Goto y Santiago Kisai, habían sido admitidos a la orden como hermanos coadjutores, poco antes de su martirio. Los diecisiete mártires restantes eran también japoneses; varios de ellos eran catequistas e intérpretes, y todos eran terciarios franciscanos. Incluían a un soldado, san Cayo Francisco; a un médico, san Francisco De Miako; a un natural de Corea, san Leon Karasuma, y a tres muchachos de unos trece años que ayudaban la misa a los frailes, santos Luis Ibarki, Antonio Deynan y Tomás Kasaki, cuyo padre también fue martirizado.

Después de haberles cortado parte de la oreja izquierda, con las mejillas manchadas de sangre, veinticuatro de los mártires fueron llevados a través de varias poblaciones para aterrorizar a los demás. Al llegar al sitio de la ejecución cerca de Nagasaki, se les permitió confesarse con los dos jesuitas. Después los sujetaron a las cruces con cuerdas y cadenas en los brazos y piernas; con una argolla de hierro alrededor de sus gargantas, fueron levantados en alto, y se dejó caer el pie de cada cruz dentro de un agujero excavado en el suelo. Las cruces se pusieron en una fila, a un metro poco más o menos de distancia entre sí. Junto a cada mártir había un verdugo presto a atravesarle el costado con una lanza, de acuerdo con el método de crucifixión japonés. Tan pronto como todas las cruces estuvieron plantadas, los verdugos elevaron sus lanzas a una señal dada, y mataron a los mártires casi en el mismo instante. Sus paisanos cristianos conservaron como un tesoro su sangre y sus vestidos, a los cuales se les atribuyen muchos milagros. Estos veintiséis testigos de Cristo fueron canonizados en 1862. El heroísmo de los niños nos llena siempre de admiración, pero en este caso hay un elemento más digno de ella. Conviene recordar, que era costumbre practicada en el Japón que cuando el que hacía cabeza en la familia era acusado, el castigo recaía sobre todos los miembros de ella. Un historiador moderno de Japón, el capitán Brinkley, dice que el "castigo de este género se contaba como una de las armas más efectivas del administrador".

Tomado, aunque con algunas variantes, del Butler-Guinea, 1964. El cuadro reproducido en primer lugar, el «Martirio de Pablo Miki, Juan Goto y Santiago Kisai», está atribuido (aunque su autoría cierta se desconoce) a Mosén Pedro García Ferer, pintor aragonés de formación valenciana, y tiene el valor de ser contemporáneo de los hechos, ya que fue pintado entre el 1600 y el 1650, actualmente se encuentra en la colección permanente del Museo de Bellas Artes de Valencia.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
accedido 18920 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el enlace de la página
Comentarios
por P. Ángel Carreras (i) (88.17.138.---) - lun , 06-feb-2012, 09:26:53

Estimados en Cristo:

Les agradezco de corazón este precioso servicio que hacen ustedes a muchos sacerdotes, religiosos y laicos, que así pueden rezar el Oficio divino a través de Internet, usando este medio moderno como ha pedido recientemente nuestro Santo Padre Benedicto XVI.

Pero quisiera llamar su atención sobre ciertos inconvenientes que presenta este nuevo formato de la página web. En concreto, de momento he advertido dos:

1.- No se puede acceder a la Liturgia de las Horas con los smartphones, pues el cuadro para entrar en la liturgia del día en esta versión está inoperativo, mientras que no era así en la anterior, la cual se adaptaba perfectamente a la pantalla del smartphone.
2.- Con las computadoras portátiles se lee peor que antes, pues el tamaño de la letra es pequeño -no obstante la función para personas de visión limitada, y al emplear la función de zoom del navegador, las líneas no se adaptan al nuevo tamaño y las líneas se cortan.

Por lo cual, ya que para todos los que por nuestra misión debemos viajar con mucha frecuencia y los volúmenes de la LH añaden más peso al equipaje, estos inconvenientes nos privan del servicio tan estupendo que la versión anterior nos hacía. Les rogaría, pues, que si les es posible subsanen estos problemas, lo cual no creo les presente mayor dificultad, dado que no supone nada nuevo, sino simplemente aplicar a esta versión lo que, en el sentido que les he explicado, ya tenían ustedes en la versión precedente,

En cualquier caso les reitero mi felicitación y agradecimiento por este servicio eclesial tan estupendo que prestan.

Unidos en el Señor,

P. Ángel Carreras

por AJA (i) (83.41.152.---) - jue , 16-jun-2016, 13:39:24

El cuadro no está en Valencia. Es un mural de Mural de Lucas de Hasegawa y se encuentra en el Museo de la Iglesia de los 26 Mártires en Nagasaki

por AJA (i) (83.41.152.---) - jue , 16-jun-2016, 13:41:11

El cuadro que está en Valencia es el que se encuentra en la parte superior

por Abel (81.203.151.---) - jue , 16-jun-2016, 16:41:38

"El cuadro reproducido en primer lugar, [etc]...". Gracias por la información sobre el mural.

por Ricardo (i) (88.12.201.---) - lun , 06-feb-2023, 22:35:24

Me sorprende la afirmación de que el motivo del enojo de Hideyoshi y de la consiguiente persecución fuera que un "capitán de un barco español que dijo que el propósito de los misioneros era facilitar la conquista de Japón a los portugueses o españoles". Según mis lecturas, no se trataba de la fanfarronería de ningún capitán de un barco español, sino de una campaña calumniosa debida a los rivales calvinistas holandeses, que lanzaron la especie de esos supuestos planes de conquista (inexistentes por otra parte). Creo recordar que lo explica claramente una muy interesante monografía que estudia precisamente la presencia española en Japón, muy notable en los ss. XVI-XVII ("El Siglo Ibérico de Japón").

por Abel (94.73.42.---) - lun , 06-feb-2023, 23:34:29

Sí, es posible que haya distintas versiones de lo mismo, esta es la del autor que firma el artículo, Herbert Thurston, y en general me parece que su conocimiento de las fuentes hagiográficas es muy bueno. Aunque el artículo no reproduce la totalidad del original de Thurston, este párrafo es literal.
En principio, aunque nos convenga más la versión que carga todas las tintas en los demás (los protestantes, y por lo tanto malvados, holandeses, los japoneses...), tendería a creer en la jactancia de un capitán de barco español (sobre todo después de beberse 15 carajillos), independientemente de que no fuera cierto de que España y Portugal quisieran hacerse con el dominio del Japón...
A veces la culpa no es de Eva, de la serpiente y de Dios (por haber creado a todos), sino de uno mismo, por beber demasiado.

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