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El Testigo Fiel
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Documentación: Ireneo, Obispo y doctor de la Iglesia
Memoria de san Ireneo, obispo y doctor de la Iglesia, que, como atestigua san Jerónimo, de niño fue discípulo de san Policarpo de Esmirna y custodió con fidelidad la memoria de los tiempos apostólicos. Ordenado presbítero en Lyon, fue el sucesor del obispo san Potino y, según cuenta la tradición, murió coronado por un glorioso martirio. Debatió en muchas ocasiones acerca del respeto a la tradición apostólica y, en defensa de la fe católica, publicó un célebre tratado contra la herejía.

Quiero misericordia y no sacrificios

fuente: Tratado Contra las herejías (lib. 4,17, 4-6: SC 100, 590-594)
Se utiliza en: Sábado, XVIII semana del Tiempo Ordinario (lecc. único)
Sábado, XXII semana del Tiempo Ordinario (impar)

Dios quería de los israelitas, por su propio bien, no sacrificios y holocaustos, sino fe, obediencia y justicia. Y así, por boca del profeta Oseas, les manifestaba su voluntad, diciendo: Quiero misericordia y no sacrificios; conocimiento de Dios, más que holocaustos. Y el mismo Señor en persona les advertía: Si comprendierais lo que significa: «Quiero misericordia y no sacrificios», no condenaríais a los que no tienen culpa, con lo cual daba testimonio a favor de los profetas, de que predicaban la verdad, y a ellos les echaba en cara su culpable ignorancia.

Y, al enseñar a sus discípulos a ofrecer a Dios las primicias de su creación, no porque él lo necesite, sino para el propio provecho de ellos, y para que se mostrasen agradecidos, tomó pan, que es un elemento de la creación, pronunció la acción de gracias, y dijo: Esto es mi cuerpo. Del mismo modo, afirmó que el cáliz, que es también parte de esta naturaleza creada a la que pertenecemos, es su propia sangre, con lo cual nos enseñó cuál es la oblación del nuevo Testamento; y la Iglesia, habiendo recibido de los apóstoles esta oblación, ofrece en todo el mundo a Dios, que nos da el alimento, las primicias de sus dones en el nuevo Testamento, acerca de lo cual Malaquías, uno de los doce profetas menores, anunció por adelantado: Vosotros no me agradáis -dice el Señor de los ejércitos-, no me complazco en la ofrenda de vuestras manos. Del Oriente al Poniente es grande entre las naciones mi nombre; en todo lugar ofrecerán incienso y sacrificio a mi nombre, una ofrenda pura, porque es grande mi nombre entre las naciones -dice el Señor de los ejércitos-, con las cuales palabras manifiesta con toda claridad que cesará los sacrificios del pueblo antiguo y que en todo lugar se I ofrecerá un sacrificio, y éste ciertamente puro, y que su nombre será glorificado entre las naciones.

Este nombre que ha de ser glorificado entre las naciones no es otro que el de nuestro Señor, por el cual es glorificado el Padre, y también el hombre. Y, si el Padre se refiere a su nombre, es porque en realidad es el mismo nombre de su propio Hijo, y porque el hombre ha sido hecho por él. Del mismo modo que un rey, si pinta una imagen de su hijo, con toda propiedad podrá llamar suya aquella imagen, por la doble razón de que es la imagen de su hijo y de que es él quien la ha pintado, así también el Padre afirma que el nombre de Jesucristo, que es glorificado por todo el mundo en la Iglesia, es suyo porque es el de su Hijo y porque él mismo, que escribe estas cosas, lo ha entregado por la salvación de los hombres.

Por lo tanto, puesto que el nombre del Hijo es propio del Padre, y la Iglesia ofrece al Dios todopoderoso por Jesucristo, con razón dice, por este doble motivo: En todo lugar ofrecerán incienso y sacrificio a mi nombre, una ofrenda pura. Y Juan, en el Apocalipsis, nos enseña que el incienso es las oraciones de los santos.

Otras lecturas del mismo autor

La predicación de la verdad - [Contra las herejías (Libro 1,10,1-3: PG 7,550-554)]
La gloria de Dios consiste en que el hombre viva, y la vida del hombre consiste en la visión de Dios - [Contra las herejías (libro 4,20,5-7: SC 100,640-642.644-648)]
La economía de la encarnación redentora - [Contra los herejes 3,20,2-3]
Por medio de figuras aprende Israel a venerar al Señor - [Contra los herejes 4,14,2-3; 15,1]
El testamento de Dios - [Contra los herejes 4,16,1-5]
La amistad de Dios - [Contra los herejes IV,13,4 - 14,1]
El Padre es conocido por la manifestación del Hijo - [Tratado contra las herejías (Lib 4, 6, 3.5.6.7: SC 100, 442.446.448-454)]
Cristo, primicias de nuestra resurrección - [Tratado contra las herejías (Lib. 3, 19, 1. 3-20, 1: SC 34, 332. 336-338)]
La oblación pura de la Iglesia - [Tratado contra las herejías (Lib. 4, 18, 1-2. 4. 5: SC 100, 596-598. 606. 610-612)]
La economía del madero nos ha manifestado al Verbo, que estaba oculto a nuestros ojos - [Tratado contra las herejías (Lib. 5, 17, 3-4: SC 153, 230-234)]
La eucaristía, arras de la resurrección - [Tratado contra las herejías (Lib. 5, 2, 2-3: SC 153, 30-38)]
Eva y María - [Tratado contra las herejías (Lib. 5,19, 1; 20, 2; 21, 1: SC 153, 248-250. 260-264)]
El envío del Espíritu Santo - [Tratado contra las herejías (Libro 3, 17, 1-3: SC 34, 302-306)]
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