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El Testigo Fiel
formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
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Documentación: Juan Crisóstomo, obispo
Memoria de san Juan, obispo de Constantinopla y doctor de la Iglesia, antioqueno de nacimiento, que, ordenado presbítero, llegó a ser llamado «Crisóstomo» por su gran elocuencia. Gran pastor y maestro de la fe en la sede constantinopolitana, fue desterrado de la misma por insidias de sus enemigos, y al volver del exilio por decreto del papa san Inocencio I, como consecuencia de los malos tratos recibidos de sus guardianes durante el camino de regreso, entregó su alma a Dios en Cumana, localidad del Ponto, el catorce de septiembre.

Gran cosa es que se nos hayan perdonado los pecados; pero lo es aún mayor que este perdón se nos haya otorgado por la sangre del Señor

fuente: Homilías sobre la carta a los Efesios (Homilía 1, 3: PG 62, 13-14)
Se utiliza en: XX Domingo del Tiempo Ordinario (impar)

Él nos ha destinado a ser sus hijos, queriendo, y queriéndolo ardientemente, que se manifieste la gloria de su gracia. Por pura iniciativa suya —dice—, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo... Por tanto, si nos ha hecho gratos para alabanza de su gracia y para manifestar su gracia, permanezcamos en ella.

Y ¿por qué quiere ser alabado y glorificado por nosotros? Para que de esta forma nuestro amor hacia él sea más ferviente. Pues de nosotros no desea otra cosa que nuestra salvación; no el servicio o la gloria u otra cosa por el estilo, y todo lo hace con este fin. Pues quien alaba y admira la gracia que se le ha otorgado, se vuelve más atento, más diligente.

El Señor ha actuado como uno que restituyera la lozana juventud a un ser marcado por la sarna, la peste, por la enfermedad o la vejez prematura, o reducido a la extrema pobreza y al hambre, haciendo de él el más hermoso de los hombres, con un rostro radiante, como si ocultase los rayos del sol con el destello de sus ojos centelleantes; lo situara a continuación en la flor de la juventud, y después lo vistiera de púrpura, le impusiera la diadema, adornándolo todo con ornato regio: pues así ha equipado el Señor nuestra alma, la hermoseó y la hizo deseable y amable, hasta el punto de que los mismos ángeles desean contemplarla.

En efecto, prendado está el Rey de tu belleza, dice el salmista. Considera, pues, cuántas cosas malas decíamos antes, y qué palabras llenas de gracia profieren ahora nuestros labios. Ya no ambicionamos las riquezas, ni deseamos más los bienes presentes, sino los celestiales y las cosas que están en el cielo. ¿No tenemos por gracioso y educado al muchacho que a la elegancia y a la belleza corporales añade una notable gracia en su manera de hablar? Así son los fieles.

Fíjate de qué cosas hablan los que están iniciados en los misterios. ¿Es que puede haber algo tan gracioso como una boca, que dice cosas admirables y, con un corazón y unos labios puros, participa de la misma mesa mística, con gran esplendor y confianza? ¿Hay algo más sublime que las palabras con que renunciamos al diablo, por las que nos enrolamos en la milicia de Cristo, con las que hacemos la confesión que precede y sigue al bautismo? ¡Pensemos cuántos de nosotros hemos profanado el bautismo, y gimamos para que nos sea dado recuperarlo!

Por este Hijo —dice—, por su sangre, hemos recibido la redención. ¿Cómo? Lo admirable no es ya únicamente que nos haya dado a su Hijo, sino que nos lo haya dado de forma que, el mismo amado, haya sido muerto por nosotros. ¡Paradoja increíble: entregó al amado como precio de aquellos que lo odiaban! ¡Fíjate lo que nos aprecia! Si cuando le odiábamos y éramos enemigos suyos nos entregó a su Hijo, ¿qué no hará cuando hayamos sido reconciliados por su gracia?

De las realidades más elevadas desciende a las más llanas: habiendo hablado primero de la adopción filial, de la santificación y de la vocación a la pureza, habla también ahora del pecado; pero lo hace, no restando interés al discurso o descendiendo de lo sublime a lo sencillo, sino elevándose de lo sencillo a lo sublime. En efecto, nada hay tan sublime como que por nosotros se haya derramado la sangre de Dios; y el no haber perdonado ni a su propio Hijo es más de apreciar que la misma adopción filial y que el resto de los dones. Gran cosa es que se nos hayan perdonado los pecados; pero lo es aún mayor que este perdón se nos haya otorgado por la sangre del Señor.

Otras lecturas del mismo autor

La caridad, garantía de la unidad de la Iglesia - [(Homilía antes de partir en exilio: PG 52,427-430)]
La oración es luz del alma - [(Suplemento, Homilía 6 sobre la oración: PG 64,462-466)]
El valor de la sangre de Cristo - [Catequesis 3,13-19]
Moisés y Cristo - [Catequesis 3,24-27]
Somos justificados por la gracia - [Comentario sobre el evangelio san Juan (Lib. 4: PG 73, 606-607)]
He combatido bien mi combate - [De las homilías (Homilía 2 sobre las alabanzas de san Pablo: PG 50, 480-484)]
Hemos encontrado al Mesías - [De las homilías sobre el Evangelio de San Juan (homilía 19, 1: PG 59,120-121)]
Tenemos que preocuparnos del bien de los niños - [De las homilías sobre el evangelio de san Mateo (Homilía 59: PG 58, 580.584)]
No puede ocultarse la luz de los cristianos - [De las homilías sobre el libro de los Hechos de los Apóstoles (Homilía 20, 4: PG 60,162-164)]
Muéstranos, Señor, a cuál has elegido - [De las homilías sobre el libro de los Hechos de los apóstoles (Homilía 3,1.2.3: PG 60,33-36.38)]
Cristo nos recomienda la misericordia - [De las homilías sobre la carta a los Romanos (Homilía 15,6: PG 60, 547-548)]
Lo débil de Dios es más fuerte que los hombres - [De las homilías sobre la primera carta a los Corintios (Homilía 4,3.4: PG 61,34-36)]
Ayunamos por nuestros pecados, pues vamos a acercarnos a los sagrados misterios - [Discursos (Discurso 3, contra los judíos: PG 48, 867-868)]
Pablo lo sufrió todo por amor a Cristo - [Homilía 2 sobre las alabanzas de San Pablo (PG 50,477-480)]
Para mi la vida es Cristo, y una ganancia el morir - [Homilía antes de partir en exilio, 1-3 (PG 52,427*-430)]
Cinco caminos de penitencia - [Homilía sobre el diablo tentador (Homilía 2, 6: PG 49, 263-264)]
Un certísimo ejemplo de paciencia - [Homilía sobre el paralítico bajado por el techo (PG 51, 62-63)]
Comportémonos de modo que, arrebatados en la nube, estemos siempre con el Señor - [Homilía sobre las delicias de la vida futura (6: PG 51, 352-353)]
Piensa en qué misterios te es dado participar - [Homilías (Hom. 4 : PG 51, 179-180)]
La fuerza del Espíritu Santo - [Homilías (Homilía 2, 1 en la solemnidad de Pentecostés: PG 50, 463-465)]
Es este un gran misterio - [Homilías (Homilía 3, sobre cómo han de ser los desposados : PG 51, 229-230)]
Piensa, oh hombre, de cuántos y cuáles dones hoy has sido enriquecido - [Homilías (Homilía 3, sobre la limosna: PG 51, 263-265)]
El altar celestial, figura del altar eclesial - [Homilías (Homilía sobre el serafín 6, 3: PG 56, 138-139)]
Al adornar el templo, no desprecies al hermano necesitado - [Homilías sobre el evangelio de san Mateo (Homilía 50, 3-4: PG 58, 508-509)]
Partícipes de la pasión de Cristo - [Homilías sobre el evangelio de San Mateo (Homilía 65,2-4: PG 58,619-622)]
Sal de la tierra y luz del mundo - [Homilías sobre el evangelio de san Mateo 15, 6.7]
Si somos ovejas, vencemos; si nos convertimos en lobos, somos vencidos - [Homilías sobre el evangelio de san Mateo 33,1.2]
Siendo como era Dios y Señor, no rehusó asumir la condición de esclavo - [Homilías sobre la carta a los Hebreos (Homilía 2, 3: PG 63, 23. 24-25) ]
Os hace falta constancia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa - [Homilías sobre la carta a los Hebreos (Homilía 21, 2-3: PG 63, 150-152)]
Para aprender a correr rectamente, fijémonos en Cristo - [Homilías sobre la carta a los Hebreos (Homilía 28, 2: PG 63, 195)]
Jesús, para consagrar al pueblo con su propia sangre, murió fuera de las murallas - [Homilías sobre la carta a los Hebreos (Homilía 33, 3-4: PG 63, 229-230)]
¿Qué es lo que Dios no ha hecho por nosotros? - [Homilías sobre la carta a los Romanos (Hom. 14, 8: PG 60, 534-535)]
Somos, no simplemente herederos, sino coherederos con Cristo - [Homilías sobre la carta a los Romanos (Homilía 14, 3: PG 60, 527-528)]
Lo que parecía molesto, es lo que ha salvado a todo el mundo - [Homilías sobre la carta a los Romanos (Homilía 15, 2: PG 60, 542-543)]
El error es múltiple; la virtud, una - [Homilías sobre la carta a los Romanos (Homilía 3, 1: PG 60, 411-412)]
La Iglesia se compara al cuerpo humano - [Homilías sobre la primera carta a los Corintios (Homilía 1-2: PG 61, 250-251)]
Qué significa comer la cena del Señor - [Homilías sobre la primera carta a los Corintios (Homilía 11, 19: PG 51, 257-258)]
La mesa mística - [Homilías sobre la primera carta a los Corintios (Homilía 4-5: PG 51, 259-260)]
Enseñamos una sabiduría divina, misteriosa - [Homilías sobre la primera carta a los Corintios (Homilía 7, 1-2: PG 61, 55-56)]
Adhirámonos a Cristo, pues si estamos separados, perecemos - [Homilías sobre la primera carta a los Corintios (Homilía 8, 4: PG 61, 72-73)]
Que toda nuestra oración esté impregnada de acción de gracias - [Homilías sobre la primera carta a Timoteo (Hom. 6, 1-2: PG 62, 529-531)]
Al que no había pecado, Dios lo hizo expiar nuestros pecados - [Homilías sobre la segunda carta a los Corintios (Homilía 11, 3-4: PG 61, 478-480)]
Sentimos el corazón ensanchado - [Homilías sobre la segunda carta a los Corintios (Homilía 13 1-2: PG 61, 491-492)]
En toda esta lucha me siento rebosando de alegría - [Homilías sobre la segunda carta a los Corintios (Homilía 14, 1-2: PG 61, 497-499)]
Eficacia de la oración - [Homilías sobre la segunda carta a los Corintios (Homilía 2, 4-5: PG 61, 397-399) ]
Jesús es vida incluso para los que abandonan este mundo - [Opúsculo sobre el consuelo de la muerte (Sermón 1,5-7: PG 56, 297-298)]
Cristo atestigua la resurrección futura, y, con él, los apóstoles, los mártires y la madre de los Macabeos - [Sermones (Sermón 2, 4-5 sobre la consolación de la muerte : PG 56, 301-302)]
Adán y Cristo, Eva y María - [Sobre el cementerio y la cruz, 2 (PG 49,396)]
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