=>1 La genealogía de Mt, aun indicando influencias extranjeras por parte de las mujeres, vv. Mt 1,3, Mt 1,5-6, se limita a la ascendencia israelita de Cristo. Trata de vincularle a los principales depositarios de las promesas mesiánicas, Abrahán y David, y a los descendientes reales de este último, 2S 7,1+; Is 7,14+. La genealogía de Lc, más universalista, se remonta a Adán, cabeza de toda la humanidad. De David a José, las dos listas sólo tienen en común dos nombres. Esta divergencia puede explicarse, o por el hecho de que Mt ha preferido la sucesión dinástica a la descendencia natural, o bien por la equivalencia que hay entre la descendencia legal (ley del levirato, Dt 25,5+) y la descendencia natural. Por lo demás, el carácter sistemático de la genealogía se pone de relieve, en Mt, con la distribución de los antepasados de Cristo en tres series de dos veces siete nombres, ver Mt 6,9+, lo que obliga a omitir tres reyes entre Jorán y Ozías y a computar a Jeconías, vv. Mt 1,11-12, por dos (ya que este mismo nombre griego puede traducir los dos nombres hebreos afines de Yoyaquín y Joaquín). Las dos listas terminan con José, que no es más que padre legal de Jesús; es que, a los ojos de los antiguos, la paternidad legal (por adopción, levirato, etc. ) bastaba para conferir todos los derechos hereditarios, aquí los del linaje davídico. Esto no excluye que María también haya pertenecido a ese linaje, aun cuando los evangelistas no lo digan.
=>1:7 Var.: «Asá».
=>1:10 Var.: «Amós».
=>1:16 Varios testigos griegos y latinos precisan: «José, con quien se desposó la Virgen María que engendró a Jesús»; de esta lectura mal entendida procede sin duda la sir. sin.: «José, con quien estaba desposada la Virgen María, engendró a Jesús. »
=>1:18 Los desposorios judíos suponían un compromiso tan real que al prometido se le llamaba ya «marido» y no podía quedar libre más que por el «repudio» (v. 19).
=>1:19 José es justo en el sentido de que cumple la ley. Es la acepción normal de la palabra en el Judaísmo y en el mismo evangelio de Mateo. José quiere cumplir la ley y piensa en separarse de María, pero en vez del divorcio público, que en teoría suponía la lapidación de la mujer infiel (Deu 22), pero que en aquel tiempo ya no se practicaba, decide abandonarla privadamente, lo que constituía el procedimiento normal.
=>1:20 (a) El «ángel del Señor», en los textos antiguos, Gn 16,7+, representaba primitivamente al mismo Yahvé. Diferenciado cada vez más de Dios por los progresos de la angelología, ver Tb 5,4+, sigue siendo el tipo del mensajero celeste y como tal aparece con frecuencia en los Evangelios de la Infancia: Mt 1,20; Mt 1,24; Mt 2,13, Mt 2,19; Lc 1,11; Lc 2,9; ver también Mt 28,2; Jn 5,4; Hch 5,19; Hch 8,26; Hch 12,7, Hch 12,23.
=>1:20 (b) Como en el AT, Si 34,1+, Dios puede dar a conocer sus designios por un sueño: Mt 2,12-13, Mt 2,19, Mt 2,22; Mt 27,19; ver Hch 16,9; Hch 18,9; Hch 23,11; Hch 27,23, y las visiones paralelas de Hch 9,10; Hch 10,3, Hch 10,11s.
=>1:21 «Jesús» (hebreo Yehosu'a) quiere decir «Yahvé salva».
=>1:22 Esta fórmula y otras afines serán frecuentes en Mt: Mt 2,15, Mt 2,17, Mt 2,23; Mt 8,17; Mt 12,17; Mt 13,35; Mt 21,4; Mt 26,54, Mt 26,56; Mt 27,9; ver Mt 3,3; Mt 11,10; Mt 13,14; etc. Pero Mt no es el único en pensar que las Escrituras se cumplen en Jesús. Jesús mismo declara que ellas hablan de él, Mt 11,4-6; Lc 4,21; Lc 18,31+; Lc 24,44; Jn 5,39+; Jn 8,56; Jn 17,12; etc. Ya en el AT la realización de las palabras de los profetas era uno de los criterios de la autenticidad de su misión, Dt 18,20-22+. A los ojos de Jesús y de sus discípulos, Dios ha anunciado sus designios, con palabras o con hechos, y la fe de los cristianos descubre que el cumplimiento literal de los textos en la persona de Jesucristo o en la vida de la Iglesia manifiesta el cumplimiento real de las intenciones de Dios, Jn 2,22; Jn 20,9; Hch 2,23+; Hch 2,31, Hch 2,34-35; Hch 3,24+; Rm 15,4; 1Co 10,11; 1Co 15,3-4; 2Co 1,20; 2Co 3,14-16.
=>1:25 El texto no contempla el período posterior, y por sí mismo no afirma la virginidad perpetua de María, pero el resto del Evangelio, así como la tradición de la Iglesia, la suponen. Sobre los hermanos de Jesús, ver Mt 12,46+.