La llamada de Dios
La llamada, o el llamado como decís los argentinos, qué es, porque a veces podemos pensar que es la vocación, y, en concreto la religiosa, para mucha gente, no hay más vocación, y, es mentira
Pero yo también pienso que no se refiere solo a eso, hay más, no sé si me explico o me lío
Yo creo, que se refiere a esa llamada, o llamado que Dios nos hace cada día, y, que es la conversión, y, claro me vais a decir, que convertirse todos los días, pues si, convertirse que no es lo mismo que arrepentirse, porque uno puede arrepentirse de muchas cosas, por muchos motivos, sin que Dios abiertamente pinte nada en ello, o lo haga de forma muy indirecta
Pero todos somos llamados a cambiar, a ir hacia Dios que eso es la conversión, “con verter, verterse, ir a Dios”, mal explicado, y, naturalmente eso lleva implícito dejar el pecado, pero por Dios, no por otros motivos aunque se puedan dar también, y, no sólo se queda ahí, como somos criaturas, y, Él es el enteramente Otro, “Él que es”, nosotros los que no somos, nunca vamos a estar enteramente con Él, siempre habrá un paso que nos hará dar, sin Él no podemos, eso contando con los 300 que habremos retrocedido, eso los buenos, los demás es número incontable
Y, esta llamada, o llamado, siempre nos va pedir, dejar algo, hacer algo nuevo, hacerlo de otro modo o mejor, ir a otro sitio, no tiene porque ser físico, pero puede serlo, nunca estará en contra de la vocación primera, sobre todo si está marcada por un sacramento
Nos llevara a ser menos egoístas, menos comodos, tener menos prejuicios, dejar de hacer incluso lo que pensábamos bueno, y, puede que lo sea, o que lo fuera, en otro momento, pero que ya no es para uno, dejar viejas costumbres, dejarse invadir por El Espíritu Santo, para que Él nos lance, sin miedo, aunque lo tengamos
Y, sin temor a empezar de nuevo desde el principio, porque no es malo caer es malo no levantarse
No encasillarnos
Estar atentos a su voz
Un abrazo
Maite
“Ahora es tiempo de caminar”