El toponímico "de Cirene" (cirineo, cirenaico) lo identifica con Cirene, una de las cinco ciudades importantes de la Cirenaica del Norte de África, donde había una gran diáspora judía. Los cirineos tenían sinagoga propia en Jerusalén (ver Hch 6,9). Posiblemente no era un peregrino de la diáspora, sino alguien que estaba establecido en Jerusalén (como muchos judíos de la diáspora que se trasladaban de manera permanente en la vejez). Nada de todo esto es seguro. Incluso algunas tradiciones antiguas lo conciben, no como judío sino como pagano (sobre todo quizás a partir de los nombres -griegos- de sus hijos), y simbólicamente en contraposición a los judíos, que se acaban de hacer culpables de condenar a Jesús.