La recitación de salmos y cánticos es una costumbre que enlaza directamente con la oración judía practicada por los discípulos de Jesús y que aparece en la Iglesia desde el principio. Podemos ver en cartas paulinas, himnos o fragmentos de himnos que se supone eran recitados o cantados en las primeras comunidades cristianas (por ejemplo: Filipenses 2, Efesios 1).
Los primeros monjes del desierto practicaban la oración continua mientras trabajaban, unos con la recitación de los salmos, otros con pequeños fragmentos recitados repetidamente -convertidos en la moderna jaculatoria.
Tenemos el testimonio de S. Ambrosio (340-397) que durante el sitio de la Catedral de Milan por los arrianos para apoderarse de ella, encerrado con los fieles católicos cantaban los himnos que S. Ambrosio compuso. Aun hoy en dia muchos de los himnos latinos de la LH se consideran ambrosianos.
El gloria era típico de la Iglesia de Roma.
Con estos antecedentes, fue San Benito (480-547) en la Iglesia occidental, el primero que sistematizó el "Oficio divino" integrando en él salmos y cánticos bíblicos, con los himnos, el gloria y antífonas, además de las lecturas bíblicas. Este "Oficio Divino" de San Benito se fue progresivamente adoptando en toda la Iglesia, aunque no con la uniformidad con que lo conocemos hoy.
Ya en época del Concilio de Trento (1542-1562), la estructura del Oficio se había ido deformando tanto, con el añadido de devociones privadas y la pérdida de valiosos textos bíblicos, que el mismo Concilio intenta -sin éxito- una reforma, que llegará recién con el Papa Pío V en 1568, quien extiende el uso uniforme del Oficio a toda la iglesia latina.
Reformada varias veces desde allí (siempre con el intento de volver a la fuente, es decir, a su estructura benedictina), tal como la tenemos hoy día, ha sido promulgada siguiendo las pautas litúrgicas del Vaticano II, y realizada por un equipo de especialistas en Liturgia designado por la Sagrada Congregación para la Liturgia, que ha logrado recuperar y destacar la esencia bíblica de esta oración, por ejemplo, volviendo al uso del salterio prácticamente completo.