A los seis volumenes que Tertuliano escribio en su período montanista sobre el extasis, contra la Iglesia, añadió un septimo, dirigido especialmente contra Apolonio, en el cual trata de defender todo lo que había refutado Apolonio, según cuenta Jerónimo en De viris illustribus 40.
Jeronimo da la siguiente descripcion de Apolonio y de su obra: «Apolonio, hombre de muchisimo talento, escribio contra Montano, Frisca y Maximila una obra notable y extensa. En ella dice que Montano y sus insensatas profetisas murieron ahorcados, y muchas otras cosas, entre las cuales hay lo siguiente sobre Frisca y Maximila: «Si niegan que han recibido regalos, que confiesen que los que los reciben no son profetas, y yo produciré un millar de testigos que probarán que ellas recibieron, en efecto, donativos, porque es ciertamente por otros frutos que demuestran ser profetas los que lo son de verdad. Dime, ¿tiñe un profeta su cabello? ¿Mancha un profeta sus párpados con antimonio? ¿Se adorna un profeta con ricas vestiduras y piedras preciosas? ¿Juega un profeta a dados y a tablillas? ¿Acepta la usura? Que respondan ellas si estas cosas están permitidas o no, que mi tarea será demostrar que ellas las hacen» (De vir. ill. 40) (Quasten)
San Jerónimo sigue en esto a los fragmentos de Apolonio conservados por Eusebio de Cesarea en Historia Eclesiástica. Del párrafo 12 de los mencionados fragmentos puede deducirse que la obra tuvo que haber sido compuesta hacia el 212, pero la fecha está en discusión.