Casualmente estaba leyendo la biografía de Santa Gema Galgani, y me encontré con una carta a su director espiritual. Me parece que decir que “la cruz” ya no basta es algo erroneo. ¿La canonización de un santo no aprueba de ipso facto sus revelaciones en caso de que las tengan correcto?
Jesús estaba conmovido; se paró un poco, y luego prosiguió dulcemente: “Hija, tengo necesidad de almas que Me consuelen, cuando son tantas las que Me disgustan. Tengo necesidad de víctimas, pero víctimas de verdad. Para calmar la ira divina y justa de mi Padre celestial, necesito almas que con sus padecimientos, tribulaciones y asperezas, satisfagan por los pecadores y los ingratos. ¡Oh, si pudiera hacer comprender a todos cuan irritado está mi divino Padre contra el mundo!… Nada hay capaz de contenerlo. Esta preparando un castigo terrible para todo el género humano. ¡Cuántas veces he tratado de calmarlo! La vista de mi cruz y mis padecimientos no son ya bastante a contenerlo. Muchas veces Le he calmado presentándole un grupo de almas escogidas, de víctimas heróicas. Sus penitencias, sus asperezas y sus actos heróicos Le han aplacado. También ahora para aplacarlo Le he presentado alguna de estas almas, pero Él me dice: “ No, no puedo más.” Y es que estas almas, hija mía, no pueden bastar para tanto. Son pocas.”
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Hola, Carlos, interesantes cuestiones en lo que dices. Ante todo, conozco realmente poco de santa Gema Galgani como para hablar en detalle de ella. Te diré que me gusta mucho el artículo del Año Cristiano de BAC (el de la edición 2003) que reproduje en el santoral de ETF, precisamente porque habla con claridad de los claroscuros en la vida de Gema.
En realidad no es cierto que una canonización de la persona canoniza sus escritos o implica la sobrenaturalidad de sus revelaciones. Las revelaciones privadas siguen siendo privadas, y por tanto no de fe, aunque el santo esté canonizado, y las enseñanzas de un santo no son necesariamente perfectas, aunque esté canonizado.
Lamentablemente, las congregaciones e institutos suelen aprovechar la canonización de sus fundadores para dar por supuesto que la Iglesia aprueba al completo la doctrina de estos santos, pero lo único que la Iglesia afirma sobre ellos es que están libres de herejías. Dicho en sencillo: las enseñanzas del santo no entran al magisterio de la Iglesia por el hecho de la canonización.
Además, en el caso específico de Gema, parece que sus "visiones sobrenaturales" causaban inquietud en los que la trataron, y aunque algunos creían en su sobrenaturalidad, otros las consideraban propias de un fenómeno histérico, y por tanto fruto de enfermedad. Es interesante la nota que agrega el autor del artículo mencionado arriba:
"Muchos esperaban que el decreto en que se declarase la heroicidad de las virtudes de Gema pondría fin a la controversia, al reconocer implícitamente la autenticidad sobrenatural de aquellos fenómenos. Pero el papa Pío XI quiso que constase expresamente en el decreto que la afirmación de la heroicidad no suponía juicio alguno sobre el origen de aquellos hechos."
En cuanto a la doctrina que refleja el párrafo mencionado, pienso que es teología espantosa, pero no herética. Lo mismo que aplicamos la teoría del género literario a la Biblia, hay que aplicarlo a todos los demás escritos: es evidente que las palabras "de Jesús" (incluso dando por bueno que sean revelación sobrenatural, lo que estoy lejos de admitir) en el párrafo que traes son una hipérbole de tipo poética, no una afirmación teológica.
Si fuéramos con la cuadrícula de la lógica teológica a leer todas las afirmaciones que hablan sobre Jesús, no nos quedaría ni la Biblia. Ayer mismo leímos en misa de la Carta a los Hebreos, que "Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, Jesús, lo vemos ahora coronado..." ¡literalmente (es decir, sin consideración de la significación literaria del pasaje) eso constituye un error teológico!
Otra cosa es que esa teología de la reparación está siendo de a poco superada, afortunadamente. Es teología espantosa, como te decía, sobre todo fuente de una religiosidad oscura y opresiva, que tanto daño ha hecho a nuestros abuelos, presentando a Dios como una especie de Moloch al que hay que satisfacer con vidas humanas, pero no es herética. Si lo fuera, estaríamos quitando a la cruz la reparación, como una (no la única, por supuesto) de sus dimensiones verdaderas.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)