Sin duda que los dos son símbolo de la presencia de Cristo, cada uno a su manera. También la asamblea es símbolo de la presencia de Cristo, como cuerpo que es de la Iglesia, pero no le hacemos reverencia. En realidad en el conjunto de elementos que hay en una celebración, a casi todo le podríamos encontrar un valor que lo haga símbolo de Cristo. Pero la reverencia es al altar, porque es el centro de la celebración eucarística.
A tal punto es así, que ni siquiera estando el sagrario en el altar se le hacen genuflexiones durante la misa, ya que el centro es el altar:
"El altar, en el que se hace presente el sacrificio de la cruz bajo los signos sacramentales, es también la mesa del Señor, para participar en la cual, se convoca el Pueblo de Dios a la Misa; y es el centro de la acción de gracias que se consuma en la Eucaristía." (OGMR, nº 296)
Durante la celebración eucarística, no hay mayor presencia de Cristo que el altar, en el que se consuma el sacrificio (descontando por supuesto la presencia real de Cristo en la Eucaristía, que es el fruto de la celebración).