Estimada Maite, leyendo lo que escribiste hace dos días en esta sección, quisiera comentarte algo. Hablando del martirio, por descontado, yo tampoco quisiera para el Papa Benedicto XVI una muerte violenta, como tampoco para ningún cristiano. El tiempo dirá si este Papa muere mártir, eso sólo y exclusivamente Dios lo sabe. En cuanto al Papa Juan Pablo II el Magno, estoy convencido de que tarde o temprano será canonizado. Como tú dices, el título de mártir no será dado por la Iglesia a este Papa pues murió por causas naturales y a la vejez, pero, sin duda, su pontificado y la larga agonía que sufrió antes de morir, llevada con tanta entereza -una auténtica catequesis viva- lo hacen Testigo de Jesucristo en un sentido muy elevado. Por tanto, en cierto modo, como tú reconoces también, fue mártir. Santo y mártir. Coincido pues con tus apreciaciones. Demos gracias a Dios por los Papas santos que nos regala a los cristianos y a toda la humanidad
Un abrazo
Pedro
Aquí os traigo, hermanos y hermanas en Cristo, otro buen artículo de mi amigo Esparza. Merece la pena leerlo.
MISAJosé Javier Esparza
Lunes 25 de abril de 2005
La Primera -como ETB 1- ofreció en la mañana de ayer la misa de entronización que inaugura formalmente el pontificado de Benedicto XVI. La ceremonia nos llegó, como todo lo que hemos estado viendo en estas últimas semanas, a través de la señal de la televisión vaticana, cuyos realizadores deberían recibir algún premio, porque su trabajo ha sido inmejorable. TVE añadió, sobre la imagen oficial vaticana, ocasionales planos de la representación gubernamental española. El trabajo de locución corrió a cargo del corresponsal de TVE en Roma, Ángel Gómez Fuentes, la enviada especial Samantha Villar y el padre Arregui, que hacía la traducción al español. En líneas generales, los comentarios fueron extremadamente correctos y cumplieron muy bien su función: guiar al espectador sobre los pormenores de la ceremonia. La traducción de la homilía fue impecable, también en los «detalles de ambiente».
Antes y después, el equipo de TVE se entregó a diversas consideraciones sobre la jornada que se estaba viviendo. Alguno de sus juicios llamó la atención. Por ejemplo, cuando Gómez Fuentes dijo que Benedicto XVI «en el fondo es un gran desconocido». Esto sí que es grande: de manera que estamos ante un caballero que lleva cerca de cuarenta años escribiendo un libro cada dos y llenando las bibliotecas -incluidas las de internet- con artículos, discursos y conferencias, y sin embargo es «un desconocido». Pues efectivamente, y esto es lo más grave de todo: es un desconocido, en parte, porque quienes tenían que haber corregido ese desconocimiento no lo han hecho, y sobre todo, porque nuestros canales (y otros medios, como muy bien señaló el propio Gómez Fuentes), en un alarde de ignorancia sin precedentes, se han limitado a repetir tópicos, prejuicios, simplezas y titulares de periódico sin tomarse la molestia de hacer la menor indagación en el pensamiento teológico y filosófico del Papa. Y eso que estaba todo ahí, en la red, a disposición de cualquiera. Da la impresión de que, en esto, Benedicto XVI puede correr la misma triste suerte que cualquier otro intelectual en estos tiempos de trivialidad televisada: el silencio, porque la tele es incompatible con todo concepto que no sea posible condensar en una simple imagen. Ahora, con la homilía de ayer, hay nuevo material de análisis sobre la mesa. Ya verá usted el caso que le hacen las innumerables lumbreras que, con su fulgor, iluminan las tertulias de nuestra televisión.
De www.diariovasco.com
HOMILÍA DE BENEDICTO XVI EN LA BASÍLICA DE SAN PABLO EXTRAMUROS
ROMA, lunes, 25 abril 2005 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que pronunció en la tarde de este lunes el Papa Benedicto XVI al visitar el sepulcro del apóstol de las gentes en la Basílica de San Pablo Extramuros
Señores cardenales,
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
queridos hermanos y hermanas:
Doy gracias a Dios porque al inicio de mi ministerio de sucesor de Pedro me concede detenerme en oración ante el sepulcro del apóstol Pablo. Para mí es una peregrinación sumamente deseada, un gesto de fe que realizo en mi nombre, pero también en nombre de la amada diócesis de Roma, de la que el Señor me ha constituido obispo y pastor, y de la Iglesia universal confiada a mi solicitud pastoral. Una peregrinación por así decir a las raíces de la misión, de esa misión que Cristo resucitado confío a Pedro, a los apóstoles y, en particular también a Pablo, llevándole a anunciar el Evangelio a las gentes, hasta llegar a esta ciudad, donde después de haber predicado durante mucho tiempo el Reino de Dios (Hechos 28, 31), rindió con la sangre el último testimonio de su Señor, que le había «conquistado» (Filipenses 3, 12) y enviado.
Ya antes de que la Providencia le llevara a Roma, el apóstol escribió a los cristianos de esta ciudad, capital del Imperio, su carta más importante desde el punto de vista doctrinal. Se acaba de proclamar su inicio, un denso preámbulo en el que el apóstol saluda a la comunidad de Roma presentándose como «siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación» (Romanos 1,1). Y luego añade: «por [Cristo] recibimos la gracia y el apostolado, para predicar la obediencia de la fe a gloria de su nombre entre todos los gentiles» (Romanos 1,5).
Queridos amigos, como sucesor de Pedro, estoy aquí para reavivar en la fe esta «gracia del apostolado», pues Dios, según otra expresión del apóstol de las gentes, me ha confiado «la preocupación por todas las Iglesias» (2 Corintios 11, 28). Ante nuestros ojos está el ejemplo de mi amado y venerado predecesor Juan Pablo II, un Papa misionero cuya actividad entendida de este modo, testimoniada en más de cien viajes apostólicos más allá de los confines de Italia, es verdaderamente inimitable. ¿Qué es lo que le llevaba a un dinamismo así si no es el mismo amor de Cristo que transformó la existencia de san Pablo (Cf. 2 Corintios 5, 14)? Que el Señor infunda también en mí un amor así para que no me quede tranquilo ante las urgencias del anuncio evangélico en el mundo de hoy. La Iglesia es por su naturaleza misionera, su tarea primaria es la evangelización. El Concilio Ecuménico Vaticano II ha dedicado a la actividad misionera el decreto denominado precisamente «Ad gentes», en el que se recuerda que «los apóstoles? siguiendo las huellas de Cristo, predicaron la palabra de la verdad y engendraron las Iglesias». «Obligación de sus sucesores es dar perpetuidad a esta obra para que la palabra de Dios sea difundida y glorificada y se anuncie y establezca el reino de Dios en toda la tierra» (n. 1).
Al inicio del tercer milenio, la Iglesia siente con renovada fuerza que el mandato misionero de Cristo es más actual que nunca. El gran Jubileo del año 2000 la ha llevado a «recomenzar a partir de Cristo», contemplado en la oración, para que la luz de su verdad se irradie a todos los hombres, ante todo con el testimonio de la santidad. Me gusta recordar el lema que san Benito propuso en su «Regla», al exhortar a sus monjes a «no anteponer nada al amor de Cristo» (capítulo 4). De hecho, la llamada en el camino de Damasco llevó a Pablo precisamente a esto: a hacer de Cristo el centro de su vida, dejando todo por el sublime conocimiento de Él y de su misterio de amor, comprometiéndose después a anunciarlo a todos, en especial a los paganos «a gloria de su nombre» (Romanos 1, 5). La pasión por Cristo le llevó a predicar el Evangelio no sólo con la palabra, sino también con la misma vida, que cada vez se conformó más a la de su Señor. Al final, Pablo anunció a Cristo con el martirio, y su sangre, junto a la de Pedro y a la de tantos testigos del Evangelio, irrigó esta tierra e hizo fecunda a la Iglesia de Roma, que preside la comunión de la caridad (Cf. san Ignacio Antioquía, Carta a los Romanos, 1, 1).
El siglo XX ha sido un tiempo de martirio. Lo puso claramente de relieve el Papa Juan Pablo II, quien pidió a la Iglesia «actualizar el martirologio» y canonizó y beatificó a numerosos mártires de la historia reciente. Por tanto, si la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos, al inicio del tercer milenio es lícito esperarse un nuevo florecimiento de la Iglesia, especialmente allí donde más ha sufrido por la fe y el testimonio del Evangelio.
Confiamos este deseo a la intercesión de san Pablo. Que alcance para la Iglesia de Roma, en particular para su obispo, y para todo el pueblo de Dios, la alegría de anunciar y testimoniar a todos la Buena Noticia de Cristo Salvador.
Homilía de un obispo argentino:
Homilía de obispo argentino en la misa de acción de gracias:
Por fe sabemos que Dios eligió a Benedicto XVI para guiar su Iglesia
BUENOS AIRES, 25 Abr. 05 (ACI).-El Obispo de San Isidro, Mons. Jorge Casaretto, señaló que por fe el cristiano sabe que Dios se valió de las acciones humanas para elegir a un nuevo Pontífice y por ello, con el Papa Benedicto XVI ?sigue edificando su Iglesia?.
Durante la Misa de Acción de Gracias celebrada en la Catedral de San Isidro, el Prelado explicó que aunque ?son hombres? quienes se encierran y rezan para elegir al nuevo Papa, ?Dios hace descender el Espíritu Santo? sobre el escogido. Añadió que si bien ?es toda una mediación humana?, el Padre actúa en ella.
Tras recordar que los medios de comunicación no tienen ?una buena predisposición hacia el nuevo Papa?, Mons. Casaretto enfatizó que los fieles no deben dejarse guiar por estos, porque ?desde la fe? sabemos que Benedicto XVI ?es el hombre que Dios eligió (...) y sobre esta roca sigue edificando su Iglesia?.
El Obispo de San Isidro señaló que Dios se vale de ?la libertad de los hombres? porque Cristo quiso que ?su Iglesia se perpetuara a través? de los apóstoles.
?Cuando Jesús resucita no promete enviar ángeles para que perpetúen su mensaje sino que vuelve a sus discípulos, a esos que lo habían traicionado, que lo habían negado, y a ellos les da el poder de predicar, de ir por todo el mundo?, señaló.
El Prelado destacó que la prueba más contundente de que la Iglesia es ?verdaderamente? de Dios, son los dos mil años que tiene de existencia. La prueba del tiempo, indicó, ?ha mostrado hasta qué punto esta institución del papado tiene un origen y sustento divino?.
Asimismo, pidió agradecer al Padre porque ?incluso los Papas que se han comportado mal en la historia no han tirado abajo la institución?, sino que ésta ha permanecido.
Finalmente, Mons. Casaretto exhortó a los feligreses a ser dóciles a las enseñanzas de Benedicto XVI, quien gobierna desde ahora la Iglesia ?por la gracia de Dios y la acción del Espíritu Santo?.
--------------------------------------------------------------------------------
BENEDICTO XVI PRONUNCIA POR VEZ PRIMERA UN DISCURSO EN ESPAÑOLEn castellano contó que había elegido su nombre en honor de Benedicto XV 'un valiente y auténtico profeta de la paz ante el drama de la Primera Guerra Mundial'
Miércoles 27 de abril de 2005
CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Benedicto XVI recuperó la tradición de su antecesor Juan Pablo II y resumió la catequesis de la audiencia en diferentes idiomas, entre ellos el español, y saludó en la misma lengua, en medio de la alegría de los españoles y latinoamericanos presentes.
Tras leer la catequesis en italiano, Benedicto XVI hizo un amplio resumen de la misma en español, francés, inglés y alemán y dirigió un saludo en polaco, esloveno y croata.
En español contó que había elegido el nombre de Benedicto XVI en honor de Benedicto XV "un valiente y auténtico profeta de la paz ante el drama de la Primera Guerra Mundial", y que desea ponerse al servicio de la reconciliación y armonía entre los hombres y los pueblos, "porque el gran bien de la paz hay que defenderlo y construirlo entre todos".
Saludó a fieles procedentes de España y América Latina y a todos bendijo con afecto. Los presentes le cantaron 'Cielito Lindo', en medio de la satisfacción del Papa, al que se le vio feliz.
Sus palabras en español fueron acogidas con grandes aplausos por los presentes, que las esperaban después de que en la audiencia del pasado sábado con la prensa mundial sólo hablara en italiano, inglés, francés y alemán, olvidando la lengua que hablan la mitad de los católicos del mundo.
De www.elmundo.es
ELECCIÓN DE BENEDICTO XVI
No es cuestión de dejarnos arredrar por las críticas que estamos escuchando contra la elección de Benedicto XVI. Y es que; su problema de estos críticos no es el Papa, sino el Papado
Para comenzar, nuestra gratitud se dirige al Espíritu Santo, que es quien ha inspirado en última instancia la elección de Benedicto XVI como sucesor de Juan Pablo II. Esta Iglesia es la Esposa de Cristo, y nadie tiene más interés que El en cuidarla. Dicho lo cual, no podemos olvidar que la acción divina se lleva a cabo a través de mediaciones humanas, y es justo también agradecer a los cardenales de la Iglesia Católica la libertad de espíritu, confianza en Dios, e interna comunión con la que han procedido en esta elección:
Libertad de espíritu
¡Qué fácil hubiese sido dejarse condicionar en esta elección del cardenal Ratzinger, por el temor a una más que previsible hostilidad mediática, que a la postre podría dificultar la deseable buena acogida de los fieles católicos! Una Iglesia que procediese en base a estos cálculos de imagen, que buscase el aplauso de los hombres por encima de la voluntad de Dios, que hiciese de la corrección política su bandera... jamás hubiese elegido a Joseph Ratzinger como sucesor de Juan Pablo II. Los cardenales han procedido con evidente libertad de espíritu, buscando el bien de la Iglesia y la humanidad, antes que su complacencia.
El cardenal alemán, a diferencia de Karol Wojtila, accede al papado con una imagen notablemente "desgatada". No en vano, ha recibido muchos zarpazos en la defensa de la fe. Está claro que no estamos ante una de esas personas que hacen carrera eclesiástica a costa de esquivar los problemas ingratos y de buscar en cada momento el lugar más cómodo en el ministerio eclesial. Accede al papado un cardenal mártir de la fe.
Confianza en la Providencia: La elección ha recaído en un candidato de edad avanzada -la misma edad de Juan XXIII- y con una salud puesta a prueba. Cabe extraer la interpretación de que estamos ante un pontificado de transición, en el que después de una figura tan carismática como Juan Pablo II, se ha querido dar tiempo para madurar la elección de un Papa más joven. En cualquier caso, en mi opinión, la clave para entender esta elección está en el impacto que ha tenido en toda la Iglesia el testimonio de la vida, enfermedad y muerte de Juan Pablo II. Su testimonio ha sido definitivo de cara a trasmitirnos confianza en la Divina Providencia, permitiéndonos obrar con mayor libertad evangélica por encima de otros cálculos humanos.
Baste recordar las voces de alarma que se levantaron sobre la "imagen patética" que el Papa estaba dando al mostrar a los ojos del mundo su decrepitud. ¡Se temía que la imagen de la Iglesia pudiera resentirse! Y luego resultó que aquella enfermedad y muerte "publicas" ganaron más corazones para Cristo que los planes pastorales desarrollados en plenitud de cualidades humanas.
Esta es la gran lección recibida del pontificado de Juan Pablo II, así como de su "buena muerte": que nuestra única preocupación sea vivir santamente, dando gloria a Dios y sirviendo humildemente al hombre, y dejemos en manos de Dios el cuidado de nuestra imagen. ¡Nuestro público es Dios! Acupémonos de sus cosas, que El ya se ocupará de las nuestras.
Comunión eclesial
Nos habían calentado la cabeza hasta la saciedad con las quinielas de los papables, y con los supuestos encuadramientos ideológicos entre los cardenales conservadores y progresistas. A tenor de las informaciones que estábamos leyendo y escuchando, algunos podrían haber creído que la fe y moral católica podría cambiar, dependiendo del cardenal en el que recayese la elección. Y, sin embargo, pocas veces ha visto la Iglesia en su historia una elección tan rápida y tanta unánime del sucesor de Pedro; claro indicio de que la comunión en el colegio cardenalicio es muy superior a la supuesta.
Más aún, si existiese humildad para hacer la debida autocrítica, habríamos de admitir que es absurdo juzgar la fe católica desde los parámetros políticos a los que estamos acostumbrados (izquierda-derecha, conservador-progresista). Se trata de términos extraños e inapropiados para designar el ser de la Iglesia, y más todavía, si cabe, para referirse al ?depósito de la fe? custodiado por ella.
Para botón de muestra, acordémonos de la reiterada acusación dirigida al pontificado de Juan Pablo II: ¡¡ha sido progresista en temas sociales y conservador en las cuestiones morales y eclesiales!! Lo cierto es que fue -como lo será Benedicto XVI- simplemente fiel y coherente, sin aceptar la doble vara de medir de nuestra cultura. Por poner un ejemplo, ¿tendría sentido que quien lanzó su voz contra la guerra, no hubiese defendido al mismo tiempo la vida humana desde su fase embrionaria hasta su muerte natural? La incoherencia se da tanto en compaginar el belicismo de la política internacional con los valores provida, al estilo de Bush; como en predicar la ?alianza de culturas? con el desprecio de la vida humana ya concebida, al estilo de Zapatero.
No es cuestión de dejarnos arredrar por las críticas que estamos escuchando contra la elección de Benedicto XVI. Por desgracia, sabíamos de sobra que los enemigos de Juan Pablo II se habían de convertir también en los opositores de su sucesor, fuera quien fuere, antes o después, en cuanto comenzase a ejercer su ministerio petrino. Y es que; su problema no es el Papa, sino el Papado. ¡No nos confundamos!
José Ignacio Munilla Aguirre
Espero que os guste el artículo anterior; a mí me parece muy bueno y digno de ser leído.
¡¡Viva el Papa!!
Pedro
EL PAPA PIDE A EUROPA QUE NO RENUNCIE A SUS RAÍCES CRISTIANASHabló por primera vez en castellano y fue respondido por españoles y latinoamericanos con la canción 'Cielito lindo'
Jueves 28 de abril de 2005
Joseph Ratzinger explicó ayer, en su primera audiencia papal de los miércoles, que con su nuevo nombre ha tratado de hacer un homenaje al pontífice Benedicto XV, «un valiente y auténtico profeta de la paz», que guió a la Iglesia católica durante la Primera Guerra Mundial. Siguiendo su ejemplo, el nuevo Papa también quiso ponerse «al servicio de la reconciliación y la armonía entre los hombres y los pueblos». Y lo hará así porque, según explicó, está «profundamente convencido de que el gran bien de la paz es un don de Dios, don frágil y precioso que hay que defender, invocar, construir día a día con la ayuda de todos».
En español
Benedicto XVI aprovechó este contexto para pedir a Europa que no renuncie a sus raíces cristianas. Así, recordó que los benedictinos ejercieron un gran influjo en la difusión del cristianismo por el Viejo Continente. Por ese motivo, san Benito debe ser considerado, a su juicio, como un punto de referencia para la unidad de Europa y un baluarte para hacer «un fuerte llamamiento a las irrenunciables raíces cristianas de la cultura y de su civilización».
El heredero de Juan Pablo II recibió en su primera audiencia un baño de multitudes. Desde su llegada a la plaza de San Pedro hasta que la abandonó dos horas después fue aplaudido y ovacionado en numerosas ocasiones, sobre todo cuando habló en castellano. Los miles de fieles españoles y latinoamericanos presentes le contestaron cantando 'Cielito lindo'. Este gesto era muy esperado, ya que en la audiencia que mantuvo con los medios de comunicación el pasado fin de semana sólo habló en italiano, inglés, francés y alemán, olvidándose de la lengua que emplean más de la mitad de todos los católicos del mundo.
La audiencia se celebró en un sillón al aire libre y en la plaza no fue colocado el tradicional baldaquino que les cubre de la lluvia y el sol. Tras recorrer la plaza en un 'jeep' blanco descubierto, lo primero que hizo al dirigirse a su audiencia fue expresar el «estupor y la gratitud» que ha sentido con su nombramiento. «Estupor y gratitud a Dios, que ha sorprendido, comenzando por mi, eligiéndome a suceder al Apóstol Pedro», dijo a los católicos antes de pedirles una vez más que recen por él.
En la misma línea que su predecesor, manifestó que dedicará las catequesis de las audiencias de los miércoles a los cánticos y a comentar salmos. La semana próxima, según adelantó, partirá del punto donde se quedó Juan Pablo II el 26 de enero pasado. El salmo que centró su última audiencia fue el 114, dedicado al reconocimiento que el católico expresa a Dios.
De www.ideal.es
EL NUEVO PONTÍFICE COMIENZA SUS AUDIENCIAS PRIVADAS CON EL CARDENAL AFRICANO GANTINViernes 29 de abril de 2005
.R.R.
Roma. El Papa Benedicto XVI comenzó ayer tras la audiencia pública del miércoles las primeras audiencias privadas de su pontificado, recibiendo al presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), el cardenal Camillo Ruini, y a una delegación de la Presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) encabezada por su presidente, el cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo de Santiago de Chile, que le propuso celebrar una asamblea general de los obispos hispanoamericanos y caribeños. En el encuentro participaron además el obispo Carlos Aguiar Retes, de Texcoco (México) el arzobispo Geraldo Lyrio Rocha, de Vitória da Conquista (Brasil) el cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo de Bogotá (Colombia) y el secretario general, el obispo Andrés Stanovnik, de Reconquista (Argentina).
«Gran respeto por África»
Pero los primeros en ser recibidos por el nuevo Papa fueron algunos de sus colaboradores más cercanos, entre ellos su gran amigo, el cardenal Bernardin Gantin, decano emérito del Colegio cardenalicio, y uno de los cardenales que ha sido considerado «papable» durante estos años. Gantin, originario de Benín, fue nombrado cardenal por Pablo VI junto al cardenal Joseph Ratzinger, en 1977, y fue hasta 1998 prefecto de la Congregación Vaticana para los Obispos y presidente de la Comisión Pontificia para América Latina.
El miércoles, el cardenal había revelado que en su encuentro con su antiguo amigo ?durante años el cardenal Gantin fue miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en la que el propio Ratzinger trabajaba?, pensaba hablar, entre otras cosas, de Africa, donde volverá el próximo lunes para quedarse «como el simple misionero romano que he decidido ser desde que regresé a Benín». El cardenal africano explicó que el cardenal Ratzinger «siempre tuvo mucho respeto» por sus hermanos. «Siempre les escuchaba con atención y después expresaba su opinión, que no siempre coincidía con la del que le había precedido en la discusión», dijo en una entrevista publicada en el diario católico «Avvenire».
De www.larazon.es
EL PAPA TRASLADA SU RESIDENCIA AL VATICANO Y NOMBRA A ANGELO SODANO DECANO DEL COLEGIO CARDENALICIOCIUDAD DEL VATICANO.- El papa Benedicto XVI se ha trasladado definitivamente a sus dependencias privadas en el Palacio Apostólico vaticano, las mismas que ocupaba Juan Pablo II, y ha continuado con nuevos nombramientos, como el de Angelo Sodano como decano del Colegio Cardenalicio.
Las habitaciones, en la tercera planta del Palacio, han sido ligeramente modificadas, al darse una nueva pintura al dormitorio y el cuarto de baño y al reformarse la estancia que en tiempos de su predecesor era empleada como dispensario.
¿Habrá gatos en el Vaticano?
El nuevo Papa, durante los 24 años en que fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, vivió en un apartamento en la cercana plaza de la Cittá Leonina, de donde ha sacado ya todas sus cosas, en especial libros, para instalarse en el Palacio Apostólico.
Se desconoce si forman parte de su equipaje los dos gatos que le acompañaban en su anterior alojamiento. La mujer encargada de cocinar para él, la alemana Agnes Heindl, señaló en días pasados que el Pontífice "ama a los gatos, los acaricia y los tiene en brazos. Parece que con él siempre están a gusto".
Benedicto XVI también tiene acceso a otro apartamento papal en la Torre de San Juan del Vaticano, usada por los pontífices cuando se realizan trabajos de mantenimiento en el Palacio Apostólico.
Los apartamentos papales fueron sellados después de la muerte de Juan Pablo II el 2 de abril, según dicta la tradición vaticana.
En estos últimos días Benedicto XVI ha trabajado en unas pequeñas dependencias anexas al Aula Pablo VI, un amplio recinto del Vaticano separado del Palacio Apostólico, aunque ya podrá recibir en su despacho papal.
Sodano sucede a Ratzinger
Además, la Santa Sede ha informado de que Benedicto XVI ha nombrado al secretario de Estado vaticano, el italiano Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, mientras que el francés Roger Etchegaray pasa a ser vicedecano.
El Pontífice era anteriormente el decano del Colegio de cardenales, cargo para el que fue nombrado por Juan Pablo II y que le concedió un gran protagonismo en los días de Sede Vacante.
El decano del Colegio Cardenalicio es el "primus inter pares" entre los purpurados, con una función básicamente de ceremonial, ya que le corresponde dirigir los mensajes de saludo y felicitación al Papa. También se encarga de convocar a los cardenales para el cónclave que elegirá a un nuevo Papa, de coordinar el desarrollo de las votaciones en la Capilla Sixtina y de preguntar al elegido si acepta ser el Pontífice.
Sodano era el vicedecano de ese Colegio que agrupa a los actuales 183 cardenales de la Iglesia Católica y ahora pasa a ser el titular, puesto que compatibilizará con el de secretario de Estado, una especie de "primer ministro" del Vaticano y función que ya había desarrollado desde 1991 con Juan Pablo II.
Nacido en noviembre de 1927 en Isla de Asti, en el norte de Italia, Sodano es licenciado en Teología y en Derecho Canónico y fue ordenado sacerdote en 1950.
Por su parte, el cardenal francés Roger Etchegaray nació en 1922, fue ordenado sacerdote en 1947 y creado cardenal en 1979 por Juan Pablo II, que siempre le tuvo en gran estima.
Presidente del Consejo pontificio Justicia y Paz entre 1984 y 1998, el cardenal Etchegaray fue enviado especial de Juan Pablo II a numerosas zonas en crisis, como Oriente Próximo e Irak.
De www.elmundo.es
CIUDAD DEL VATICANO, 1 MAY 2005 (VIS).-Hoy al mediodía, por primera vez desde su elección como Papa, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio en el palacio apostólico para rezar el Regina Coeli y saludar a los miles de fieles que llenaban la Plaza de San Pedro. Hasta ahora el Papa había vivido en la residencia Santa Marta y sólo el sábado pasado se trasladó al palacio apostólico.
"Por primera vez me dirijo a vosotros desde esta ventana -dijo- que la amada figura de mi predecesor hizo familiar a innumerables personas en el mundo entero. Domingo tras domingo, Juan Pablo II, fiel a una cita que se convirtió en una amable costumbre, acompañó durante más de un cuarto de siglo la historia de la Iglesia y del mundo y nosotros seguimos sintiéndolo más que nunca cerca de nosotros".
El Santo Padre saludó con "afecto especial a las Iglesias Ortodoxas y a las Iglesias Ortodoxas orientales, que celebran este domingo la Resurrección de Cristo. A estos hermanos nuestros tan queridos, me dirijo con el tradicional anuncio de alegría: ¡Christós anesti! Sí, verdaderamente Cristo ha resucitado". El Papa subrayó que esperaba que la Pascua fuera para esas iglesias "una oración coral de fe y alabanza a Aquel que es nuestro Señor común y que nos llama a recorrer con decisión el camino hacia la comunión plena".
"Hoy empezamos el mes de mayo -prosiguió- con una memoria litúrgica muy querida por el pueblo cristiano, la de San José Artesano. Sabéis que yo también me llamo José", agregó en medio de los aplausos de los fieles, y explicó que esa festividad la instituyó el Papa Pío XII hace ahora cincuenta años "para subrayar la importancia del trabajo y de la presencia de Cristo y de la Iglesia en el mundo del trabajo". "Espero -dijo Benedicto XVI- que no falte el trabajo, especialmente para los jóvenes, y que las condiciones laborales respeten cada vez más la dignidad de la persona". El Papa saludó especialmente a los grupos presentes en San Pedro, entre ellos, ACLI (Asociaciones Cristianas de Trabajadores Italianos), que celebran este año el sesenta aniversario de su fundación.
Después, recordó a Juan Pablo II hablando de la Virgen María, a quien está dedicado el mes de mayo. "Con sus palabras y aún más, con su ejemplo, el Papa Juan Pablo II -dijo- nos enseñó a contemplar a Cristo con los ojos de María".
Una vez rezado el Regina Coeli, el Santo Padre dijo: "En estos días pienso a menudo en todos los pueblos que sufren debido a las guerras, a la enfermedad, a la pobreza. En particular, hoy me siento cerca de las queridas poblaciones de Togo, atribuladas por dolorosas luchas internas. Imploro para todas estas naciones el don de la concordia y de la paz".
.
MENSAJE DEL PAPA A LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES DE «COMUNIÓN Y LIBERACIÓN»
Su fundador, monseñor Luigi Giussani, falleció el 22 de febrero
RIMINI/CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 4 mayo 2005 (ZENIT.org).- Con el vivo recuerdo del fundador de «Comunión y Liberación» (CL), monseñor Luigi Giussani, fallecido el 22 de febrero, cuyos funerales presidió siendo purpurado como enviado de Juan Pablo II, Benedicto XVI se ha hecho «espiritualmente partícipe» de los ejercicios espirituales anuales del movimiento en la localidad italiana de Rimini (29 de abril ? 1 de mayo).
En presencia de 27 mil miembros de la Fraternidad de CL dieron comienzo los ejercicios, mientras que 60 países estuvieron conectados por videoconferencia, por primera vez Uruguay, Honduras, Egipto y Etiopía. La convocatoria tuvo como eje el tema «La esperanza que no falla», de la Carta del Apóstol Pablo a los Romanos (5,5).
Benedicto XVI, a través de un mensaje enviado por el cardenal Angelo Sodano --secretario de Estado del Vaticano--, quiso transmitir su cercanía a los participantes y su bendición apostólica.
«Mientras está aún vivo en su alma el recuerdo de las conmovedoras exequias del desaparecido don Luigi Giussani en la catedral de Milán, el Santo Padre, espiritualmente partícipe en el fervor de estos días de reflexión y de oración (...), desea vivamente que aquellos sean fecundos en ascética renovación y ardiente celo apostólico y misionero», se lee en el texto.
La misiva está dirigida al sacerdote español Julián Carrón, a quién el propio fundador de CL había señalado para su sucesión. El pasado 19 de marzo fue elegido por la diaconía central al frente de la Fraternidad. Es quien ha dirigido estos ejercicios espirituales.
«Es significativo el tema de las meditaciones»: «la esperanza», reconoció el cardenal Sodano. «¡Qué actual es para nuestro tiempo comprender el valor y la importancia de la esperanza cristiana, que hunde sus raíces en una fe sencilla y sin titubeos hacia Cristo y su palabra de salvación!», constató.
Aseguró que «es de esta esperanza» de la que «se alimentó el querido don Luigi Giussani», tras cuyos pasos quiere continuar caminando CL.
El purpurado no dudó en proponer a monseñor Giussani y a Juan Pablo II como testigos de esperanza.
«Vuestro fundador --dice a Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de CL-- precedió en poco tiempo el pío tránsito del amado Santo Padre Juan Pablo II. Los dos ardientes testigos de Cristo nos dejan en herencia el testimonio de una total dedicación a la ?esperanza que no falla? (Rm 5,5), la esperanza que el Espíritu Santo infunde en los corazones de los creyentes derramando en ellos el amor de Dios».
Cinco décadas se cumplieron precisamente el pasado octubre desde que el celo sacerdotal de Luigi Giussani dio vida, a partir del Liceo «Berchet», a una iniciativa de presencia cristiana llamada Juventud Estudiantil --GS (Gioventù Studentesca)--.
Se transformaría en «Comunión y Liberación», cuyas siglas actuales aparecieron por primera vez en 1969. Sintetizan el convencimiento de que el acontecimiento cristiano, vivido en la comunión, es el fundamento de la auténtica liberación del hombre. En 1982 el Consejo Pontificio para los Laicos reconoció CL como Asociación de Derecho Pontificio. En la actualidad está presente en cerca de setenta países en los cinco continentes.
No prevé ninguna forma de inscripción, sino la libre participación. Un instrumento fundamental de formación de los seguidores del movimiento es la catequesis semanal denominada «Escuela de comunidad».
La finalidad de este movimiento eclesial es la educación cristiana de sus propios seguidores y la colaboración con la misión de la Iglesia en todos los ámbitos de la sociedad contemporánea.
El pensamiento de monseñor Giussani, fallecido a los 82 años, se sintetiza en su gran pasión: el descubrimiento del infinitamente grande e infinitamente pequeño, es decir, el misterio de Cristo, Dios hecho hombre. Esta es la esencia de «Comunión y Liberación». Giussani siempre orientó todo a la belleza y al gozo del encuentro con el Redentor del hombre.
Pablo J. Ginés
El Cardenal Carles cuenta sus vivencias del Cónclave en una cena de E-Cristians
Ver llorar al Cardenal de Colonia, saber que el cardenal protodiácono alargaba -queriendo- la tensión al presentar al nuevo Papa... hay cosas que sólo se conocen si te las cuenta un testigo, y en un Cónclave el mejor testigo es un cardenal.
El Cardenal Ricard María Carles, arzobispo emérito de Barcelona, acudió la noche de este jueves 5 de mayo a una de las habituales cenas que organiza la Asociación E-Cristians y explicó diversas experiencias del cónclave, sin violar el juramento de silencio.
Ante unos 120 comensales, el cardenal Carles empezó por recordar la figura de Juan Pablo II a través de fragmentos del testamento que dejó el Papa polaco: sus reflexiones sobre el sacerdocio de Cristo, su entrega total a Dios, su estar listo para la muerte ya en 1980 y más aún en 1982 tras el atentado de Alí Agca, su "Nunc Dimittis" escrito en el 2000, al llevar a la Iglesia al nuevo milenio, sus menciones agradecidas a su familia difunta, al rabino de Roma, a sus colaboradores...
Tuvo además palabras de aprecio por la "encíclica escrita con sus últimos días, cuando no ocultó la enfermedad y el sufrimiento; así sí que se puede ir contra la eutanasia, porque lo hacía un hombre que lo pasaba muy mal".
Carles también comentó puntos de la obra del nuevo Papa Benedicto XVI, especialmente sobre la conciencia cristiana de Europa, sobre el "cisma" -desde el s.XIX- entre "cristianos" y "laicos", sobre el "extraño y patológico odio de Occidente a sí mismo". El nuevo Papa insiste en que si no se aprecia lo sagrado de la propia historia, es difícil hablar de respeto a otras culturas. "El Islam está en situación de ofrecer una vía espiritual válida al mundo, mientras que Europa no la ofrece", leyó el cardenal traducíendo a Ratzinger del italiano. También recordó a Toynbee cuando dice que "el destino de la sociedad depende siempre de minorías creativas". "Eso es lo que deben ser los cristianos, una minoría creativa", señaló Carles.
También recordó unas palabras del cardenal Ratzinger en un cementerio de soldados alemanes de la Segunda Guerra Mundial, muchos de ellos enrolados a la fuerza, enviados a luchar como él mismo. "Estos muchachos nos miran y preguntan: ¿y vosotros qué hacéis para que el mundo no sea de nuevo devastado por el miedo, la violencia, la mentira?"
El Cardenal, que ha sido criticado recientemente al relacionar Auschwitz con la oposición del gobierno del PSOE a la objeción de conciencia ante las "bodas" gays, trató el tema de la objeción ante el poder injusto. "Si a un médico se le obliga a abortar, a matar enfermos, etc... y aún así se le llama democracia... ¡claro que eso es Auschwitz!", señaló.
Pero para muchos lo más interesante fueron sus comentarios acerca de los memorables días de abril en Roma, que destacamos a continuación:
El precónclaveEn las reuniones del precónclave, por las mañanas de los días antes del cónclave, cada cardenal podía hacer intervenciones de 7 minutos, para no enrollarnos demasiado. Allí uno ya tiene sus conocidos, cardenales con los que te has encontrado dos o cuatro veces al año porque trabajan contigo en dicasterios concretos y cosas así. También están los cardenales eméritos, mayores, que no votan. Todos juntos, unos 180. Y estos días servían para conocernos más profundamente. Hablábamos para hacer una mirada del mundo y de la Iglesia durante esos doce días. Gente de todas las razas, países, culturas, explicando los problemas y las cosas positivas de sus países y sus iglesias. Esos días no queríamos hablar del perfil del nuevo Papa. Hablábamos de la Iglesia. Experimentar esto ha sido una gracia de Dios.
En el primero de los 12 días del precónclave, se explicaba a los cardenales cuál era el orden para entrar en las reuniones, sentarse, por qué puerta se entraba, como se llamaban esas puertas. El riojano cardenal Somalo, como camarlengo, se colocaba a la izquierda, Ratzinger como decano del Colegio a la derecha... Y Ratzinger dijo, con aspecto divertido: "tiene gracia, después de 20 años de estar aquí, ahora me entero de cómo se llama la puerta por la que hemos de entrar".
En estos días hacíamos sólo descansos de 10 minutos, y sólo teníamos agua para beber, de una marca que hay en Roma por todas partes. La verdad es que yo no pensaba que iba a vivir la experiencia de un Cónclave. Los cardenales teníamos conciencia de que aquellos 115 hombres teníamos que escoger, con el Espíritu Santo, a quién regiría a 1.100 millones de católicos. En reuniones anteriores, veíamos crecer el número. Recuerdo una en que me dijeron: "ya hemos superado los 1.000 millones". Y ahora ya son 1.100 millones. La Iglesia tiene cuerda para muchos siglos.
En la Capilla Sixtina
El juramento es emocionante. Y no sólo el primero, al entrar en el Cónclave, el que se vio por la televisión. Cada mañana y tarde, con el voto en la mano, cuando subías al altar, y veías al Cristo del Juicio Final, rodeado por la Capilla Sixtina... Decíamos la fórmula: "juro ante este Cristo ¡que me juzgará a mí!... que este es el Cardenal que yo creo que..." ¡Cuando estás ahí no caben ni lobbies ni grupos de presión ni simpatías ni nada de eso!
Lo que sientes cuando 115 personas de razas y culturas distintas se ponen de acuerdo en la cuarta votación, es que ves que el Espíritu santo actúa. No se votaba por simpatías o por culturas similares, era el Espíritu.
A las 17.30 en punto salieron los dos tercios. Yo tenía este mismo reloj que llevo encima de la mesa y me fijé: las 17.30 exactas. ¡Súbito! Enseguida se aplaudió, en cuanto el recuento dio los dos tercios. Aún quedaba acabar el recuento, y los escrutadores pidieron silencio, y que por favor esperásemos a acabar de contar todos los votos.
Cuando un candidato adquiere los dos tercios, el decano del Colegio de Cardenal le pregunta si acepta. Pero en este caso el decano era el mismo Ratzinger así que quien le hizo la pregunta fue el vicedecano, el cardenal Sodano, Secretario de Estado. Y Ratzinger respondió en latín: aunque indigno, por obediencia, acepto. Cuando después eligió el nombre, el nuevo Papa improvisó allí mismo en latín una explicación de por qué escogía a Benedicto XVI, por la admiración que tenía a Benedicto XV, que veía como un maestro.
El cardenal Meisner, de Colonia, es un hombre muy, muy serio. Tras la aceptación entró Benedicto XVI, por primera vez vestido de blanco, todos los cardenales abrazaban al Papa. En esos momentos fue cuando yo vi a Meisner llorando como un niño, y luego sonándose la nariz como un niño, emocionado. Se veía que quería a su amigo.
El cardenal protodiácono, Medina, que es chileno, de aspecto serio pero de muy buen carácter, nos explicó que hizo a posta la larga pausa en el Habemus Papam, y también a posta repitió dos veces lo de "eminentísimo"... Era exactamente lo que quería hacer.
Tras la elección
Al volver a la residencia de Santa Marta tras la elección, las monjas y el personal de servicio de la casa nos aplaudían como si hubiésemos ganado algo. El Santo Padre Benedicto les saludaba a todos, y las monjas y ragazzas del servicio iban a besarle la mano, pero él las besaba en la cara. ¡Y se hicieron fotos besándose con el Papa! Éste es el que llaman "el Gran Inquisidor".
Durante años se ha hecho una insistente caricatura del Cardenal Ratzinger. He dicho varias veces a la prensa que sólo hace falta que le veamos hablar, actuar, que esperemos un poco y la caricatura desaparecerá por sí misma.
Se hablaba mucho en la prensa de elegir un Papa "de transición". ¿Por qué se le llama así, porque a lo mejor dura unos siete u ocho años? Nuestros jefes de gobierno políticos gobiernan 4 años ¡y nadie los llama "de transición"!
http://.www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=2938
.
EL PAPA DICE QUE SU PAPEL "NO ES EL DE UN SOBERANO ABSOLUTO"
El Papa Benedicto XVI tomó ayer posesión de la Basílica de San Juan de Letrán, la catedral de Roma, con una solemne ceremonia en la que subrayó que su papel no es el de «un soberano absoluto» que impone sus propias ideas
EFE/ROMA
El Papa Benedicto XVI tomó ayer posesión de la Basílica de San Juan de Letrán, la catedral de Roma, con una solemne ceremonia en la que subrayó que su papel no es el de «un soberano absoluto» que impone sus propias ideas.
En la celebración, que marcó su toma de posesión del templo como Obispo de Roma, el Papa Ratzinger hizo hincapié en que la función del Pontífice es la de servir a los fieles, sin que su potestad para transmitir las enseñanzas de Cristo sea «una presunción contrapuesta a la libertad de pensamiento».
No obstante, subrayó que «la libertad de matar no es auténtica libertad, sino una tiranía que reduce al ser humano a la esclavitud», en una referencia a cuestiones como el aborto, un asunto duramente criticado por el fallecido Juan Pablo II.
En este sentido, recordó la defensa del Papa Wojtyla «hacia la inequívoca inviolabilidad del ser humano, la inviolabilidad de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural». En una larga y densa homilía ante los miles de fieles que abarrotaban la basílica, el Pontífice indicó que la Biblia debe ser interpretada «a la luz de la tradición», al tiempo que insistió en que el Papa «no es un soberano absoluto, cuyo pensamiento y voluntad son ley». «Al contrario -continuó- el ministerio del Papa es garantía a la obediencia hacia Cristo y su Palabra».
Aplausos de los fieles
«No debe proclamar sus propias ideas, sino vincularse constantemente a sí mismo y a la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de adaptación y dilución, como frente a cualquier oportunismo», agregó.
La homilía de Benedicto XVI fue interrumpida en varias ocasiones por los aplausos de los fieles, especialmente cuando se refirió a la defensa de la vida.
La celebración en San Juan de Letrán comenzó con el rito de toma de posesión de la cátedra de la diócesis de Roma, representada por el sillón elevado de la época del Papa León X en la basílica patriarcal.
Durante esa ceremonia, el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, pronunció la fórmula tradicional para invitarle a asumir su papel de Obispo de Roma, en la que recordó su papel de pastor del «rebaño de Cristo» y «siervo de los siervos de Dios».
Una vez que el Papa estuvo sentado en la cátedra, como Obispo de Roma, comenzó el rito de la obediencia, que al igual que en la ceremonia de Inicio de Pontificado, el pasado 24 de abril, fue realizado por una docena de representantes religiosos y laicos, entre ellos el cardenal Ruini.
A la solemne misa asistieron numerosos representantes políticos, entre ellos el subsecretario de la Presidencia, Gianni Letta; el presidente de la Cámara, Pierferdinando Casini, y el alcalde de Roma, Walter Veltroni.
Cinco basílicas
La celebración de ayer cerró los ritos relacionados con el inicio de Pontificado, y con ella Benedicto XVI tomó posesión de la catedral de Roma como responsable de esta diócesis, que integra cinco basílicas patriarcales, 58 basílicas menores, más de 330 parroquias, y 279 iglesias no parroquiales.
Al finalizar la liturgia, el Papa saludó a los miles de fieles congregados en la plaza situada frente a la basílica, que habían seguido la ceremonia a través de pantallas gigantes, y en las calles adyacentes.
Desde San Juan de Letrán se dirigió en un coche descubierto a la cuarta gran basílica de Roma, Santa María la Mayor, para rezar ante el icono de María 'Salus populi romani', muy venerada por los romanos, antes de regresar al Vaticano.
De www.ideal.es
BENEDICTO XVI SUPRIME LA CORONA DE SU ESCUDO PONTIFICIO
Lunes 9 de mayo de 2005
ROMA. Confirmando su línea de sencillez, Benedicto XVI ha suprimido de su escudo pontificio la tradicional corona, incorporada en 1130 como símbolo de autoridad sobre los Estados de la Iglesia y convertida sucesivamente en doble y triple corona en el siglo XIV para subrayar otras prerrogativas de los Pontífices. Pablo VI fue el último Papa que se ciñó en la ceremonia inaugural una triple corona que le habían regalado, pero después la vendió para obras de beneficencia. Desde Juan Pablo I, el rito de la coronación desapareció de las misas de Inicio del Pontificado.
Después de haber utilizado varias veces y muy a gusto el escudo de Juan Pablo II, el nuevo Papa «estrenó» ayer en público el suyo al asomarse a la ventana para el rezo de la plegaria mariana y una simpática felicitación a las madres en el día de su fiesta. Como ya es habitual, Benedicto XVI saludó en español a un grupo de peregrinos de Madrid.
Con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Papa recordó que «los medios de comunicación son un extraordinario recurso para promover la solidaridad y el entendimiento entre la familia humana». Por eso, los periodistas tienen el deber de impulsar «el conocimiento mutuo y el diálogo», en lugar de «alimentar el prejuicio y el desprecio entre individuos y pueblos» que envenena los conflictos.
Abandonando una tradición de nueve siglos, el Papa ha puesto en su escudo una mitra de obispo en lugar de la corona para subrayar su misión espiritual y la fraternidad con los demás obispos, idea que reitera la novedosa inclusión de un palio -la estola de lana de los arzobispos metropolitanos-, en la parte inferior.
La cabeza de rey moro es un elemento heráldico frecuente en Baviera, mientras que el oso de San Corbiniano (680-730) recuerda un milagro del primer obispo de la diócesis de Freising-Munich, que Joseph Ratzinger presidió desde 1977 hasta 1981. La concha -clásica alegoría del bautismo y de la fe- es el símbolo mas teológico porque Benedicto XVI la introduce para recordar una leyenda de San Agustín, quien se encontró un día en la playa un niño que utilizaba una concha para trasladar «toda el agua del mar» a un agujero cavado en la arena.
Agustín comprendió entonces la imposibilidad de hacer entrar la infinita sabiduría de Dios en los límites de la inteligencia humana, y Joseph Ratzinger ha recordado muchas veces esa anécdota para invitar a los teólogos a la humildad en su esfuerzo por conocer a Dios. Al mismo tiempo, la «concha de Santiago» simboliza el espíritu de Papa peregrino, que Benedicto XVI hereda de su predecesor. El escudo se completa con dos llaves, símbolo papal que recuerda las palabras de Jesucristo a Pedro de Betsaida: «a ti te daré las llaves del reino de los cielos». El reino de los cielos, no el de la tierra italiana, que tanto enturbió la misión espiritual de los Papas durante casi mil años.
De www.abc.es
Es digna de admiración la concentración de noticias que se ha dado en estos foros con motivo de la transición papal de Juan Pablo II a Benedicto XVI, pero mi opinión es que ya es momento de cerrar estos temas y dejar las noticias a la sección que les corresponde y a la persona que las administra, para recuperar los foros como lugar de diálogo, sin convertirlos en una especie de blogs de diversos temas.
Conviene que no abarrotemos los foros con textos más allá de los indispensables para la formulación de una opinión dentro de los diálogos. Espero cuál sea la opinión de los moderadores...
En comunión
Estoy de acuerdo con Maricruz. Parece que ya las novedades del nuevo pontificado están puestas todas y lo que es 'historia' recogido.
Pedro, no sé si sabes que hay unos blogs aquí mismo que puedes usar y allá puedes compendiar y publicar a gusto lo que desees: http://.www.eltestigofiel.com/blogs/index.php Yo, lo mismo que otros lo hago.
.