En su artículo “Soy una feminista y estoy contra el aborto” publicado en el sitio web de la cadena estadounidense CNN, Erika lo explica así: “el aborto traiciona a las mujeres, haciéndonos creer que debemos llegar a ser como los hombres –esto eso, no embarazarnos– para lograr la paridad con ellos, profesional, social, educativamente”.
Erika Bachiochi indicó que “como alguna vez partidaria del derecho al aborto, conozco bien la tentación de ver el derecho al aborto como una representación de la igualdad de las mujeres”.
“El aborto, que es a menudo la solución asumida para un embarazo inesperado en nuestra cultura, intenta curar esa asimetría sexual: el hecho biológico de que las mujeres se embarazan y que los hombres no”.
Erika criticó que para hacer esto se pone “solo sobre la mujer la responsabilidad de cuidar –o de prescindir– de la vida de un ser humano en desarrollo”.
“El aborto no espera nada más de los hombres, nada más de la medicina, y nada más de la sociedad en general”, lamentó.
La abogada estadounidense señaló que “creo que la mayoría de mujeres queremos ver una cultura que respete y honre a las mujeres no solo por los innumerables talentos” profesionales, sino que “queremos vivir en una sociedad que, al mismo tiempo, atesore nuestra compartida, y de hecho, maravillosa capacidad de llevar nueva vida humana”.
“No todas las mujeres se vuelven madres”, precisó, “pero aquellas que sí, dependen de una estima cultural tanto del embarazo y la maternidad para su apoyo social y profesional. Cuando menospreciamos al niño en desarrollo en el vientre, una realidad científica que la mayoría de defensores pro-choice (a favor del aborto) han llegado a admitir, menospreciamos y distorsionamos a la madre de ese niño. Hacemos que ella tenga derechos de propiedad sobre su hijo no nacido (tal como los esposos una vez tenían derechos de propiedad sobre sus esposas)”.
Por su parte, en declaraciones para L’Osservatore Romano, Josephine Quintavalle, fundadora de la red internacional Comment on Reproductive Ethics (Comentario sobre Ética Reproductiva, CORE), aseguró que “si el feminismo se funda en la defensa de los derechos de la mujer, entonces una feminista solo puede estar a favor de la vida”.
“El aborto es una verdadera explotación del cuerpo femenino y, por consiguiente, hay que combatirlo”, dijo.
Erika Bachiochi alentó a las feministas que apoyan el aborto a “admitir la verdad sobre la diferencia sexual –esta bella, maravillosa verdad– y formar a la sociedad para que priorice el cuidado de quienes cuidan a los más vulnerables. Y es tiempo de exigir más, mucho más, de los hombres”.