IMA, 08 Mar. 06 (ACI).- En un mensaje difundido por el Día Internacional de la Mujer, la Comisión ad-hoc de la Mujer de la Conferencia Episcopal Peruana expresó que “la maternidad como especial vocación femenina al amor sigue siendo una bendición”.
En la misiva, los prelados recuerdan que “a pesar de los agudos y dolorosos problemas, de la pobreza material y cultural de nuestro país, la maternidad como especial vocación femenina al amor sigue siendo una bendición. Se trata de un aspecto fundamental e innegable de su aporte al mundo que expresa la dignidad humana de la mujer”.
Asimismo, destacan que pese a que “algunos sectores identificados con la ideología de género intentan hoy desacreditar esta natural capacidad femenina pretendiendo presentarla como un invento cultural para oprimir a la mujer” y que grupos feministas radicales “intentan presentar la maternidad como un riesgo, una especie de mal del que hay que huir mediante una mentalidad anticonceptiva a ultranza”, la mujer cumple un importante rol en la “transmisión de la vida y al mismo tiempo la humanización de ésta y de las personas mediante la educación en valores”.
“No menos importante es su capacidad de amar que la lleva, a imitación de María cuando peregrina en ayuda de su prima Isabel, a olvidarse de sí misma entregándose generosamente a los demás”, subrayan.
El mensaje también destaca el papel de la mujer en el campo de la educación ya que ella es “por excelencia la transmisora de valores y tradiciones familiares”. “De las mujeres depende buena parte de la educación en un período crucial de la vida de las personas. Los fundamentos de la afectividad y los principios morales se inculcan en los primeros años de vida y en este tiempo el papel educativo de la mujer es fundamental”, precisan.
“Los intentos de reducir estos dos aspectos a meras construcciones sociológicas o psicológicas no le hacen justicia a la dignidad objetiva de la mujer. Ella colabora con la vida humana de modo irreemplazable y fecundo”, advierten y señalan que “en ella Dios ha puesto de manera específica y propia un reflejo de Su fecundidad”.
Finalmente los obispos indican que también es importante reconocer el valor de las mujeres que trabajan fuera de sus hogares, “en el campo de la salud, en escuelas y universidades, en instituciones de ayuda social, en asilos, en parroquias, en asociaciones y movimientos, en esos lugares, desarrollan un servicio de mucha importancia para la sociedad”.