BUENOS AIRES, 01 Abr. 08 / 01:23 am (ACI).- En una entrevista concedida al diario argentino La Nación, el periodista egipcio Magdi Cristiano Allam, ex musulmán bautizado por el Papa Benedicto XVI en la última Vigilia Pascual, aseguró que el Pontífice cumplió un papel clave en su conversión a pesar de que nunca hasta su Bautismo, tuvo un encuentro personal con él.
En un diálogo desde Italia con la corresponsal Elisabetta Piqué, Allam explicó que su conversión "fue un camino gradual y lento. Desde niño conocí el mundo católico porque fui a escuelas italianas católicas en El Cairo –primero en un jardín de monjas, después en un colegio de sacerdotes salesianos, donde era pupilo–, y esto me permitió conocer desde el interior y en modo correcto la realidad de la religión católica".
Sin embargo, asegura que dos factores incidieron en mi conversión: las amenazas que comenzó a sufrir por sus cuestionamientos al Islam; y la figura del Papa Benedicto XVI.
El hecho de haber sido amenazado a partir de 2003 lo "obligó a reflexionar no sólo sobre la realidad del extremismo y del terrorismo islámico, sino también sobre el Islam como religión, a partir del momento en que estos extremistas y terroristas islámicos hacen lo que hacen en nombre del Islam. Me vi obligado a analizar el Corán y la obra y el pensamiento de Mahoma y descubrí que hay profundas ambigüedades que permiten legitimizar la violencia y el terrorismo".
"El segundo factor fue haber conocido a varios católicos con los que me encontré en perfecta sintonía, ya que compartíamos los valores. Por supuesto la persona que más influyó en la conversión fue este Papa, Benedicto XVI, a quien nunca había visto personalmente antes del bautismo, en la vigilia de Pascua", reveló. Allam asegura que ésta fue "la primera y única vez" que se encontró personalmente con el Papa.
"Como periodista, yo seguí toda la actividad de Benedicto XVI y quedé totalmente fascinado por su pensamiento. Compartí plenamente su concepción de indisolubilidad entre fe y razón. Siempre me fascinó este Papa porque no sólo es un gran hombre de fe, sino también un gran hombre de razón. Creo que muchos temen al Papa no por su fe, sino por su razón, por su capacidad de desafiarlos en el terreno de la razón", asegura Allam.
Asimismo, aclaró que nunca pidió "ser bautizado por el Papa". "Yo hace un año hablé confidencialmente con monseñor Rino Fisichella, rector de la Universidad Lateranense, y con él comencé un camino espiritual de iniciación a los sacramentos del cristianismo. En el curso de este camino surgió la posibilidad de que el bautismo fuera realizado por el Papa".
"Dicho esto, estoy realmente azorado y dolido, porque hay católicos que reaccionaron diciendo ‘¿por qué no se hizo bautizar en una pequeña parroquia por un sacerdote cualquiera?’. Lo que leo entre líneas es una crítica al bautismo de Magdi Allam por cómo fue hecho, como si fuera una vergüenza, porque habría podido hacerse de modo discreto y reservado. Y la actitud del Papa es considerada una provocación. Lo que yo digo es que estoy muy orgulloso de haberme convertido, de que esto se haya hecho público y de que yo pueda afirmarlo de viva voz", agregó.
Según Allam, ahora hay "una operación para desacreditarme a mí y para atacar al Papa" pero consideró "que haber recibido el bautismo del Papa es el don más grande que la vida pudo darme y que fue un testimonio muy útil para muchos musulmanes que conozco que se convirtieron aquí en Italia, pero que viven su nueva fe en el secreto porque tienen miedo".
"Considero que lo que hice, y no hubo ninguna planificación, fue justo, fue un bien, y creo que el Papa fue extremadamente sabio en haber hecho prevalecer las razones de la fe sobre las consideraciones diplomáticas y políticas, porque éste es su deber, y que también fue valiente", indicó.
Finalmente, explicó que "hay que distinguir al Islam como religión y a los musulmanes como personas. Si yo decidí convertirme, es totalmente obvio que lo hice porque maduré una valoración negativa del Islam. Si yo pensara que el Islam es una religión verdadera y buena, no me habría convertido, habría seguido siendo un musulmán. Pero nosotros vivimos en una Europa que está enferma de relativismo y que está sometida a lo políticamente correcto. Entonces hay que decir que todas las religiones son iguales, prescindiendo de sus contenidos, y no hay que decir nada que pueda hurtar la susceptibilidad de los demás. Pero yo rechazo esto porque creo que el ejercicio de la libertad de expresión no puede ser limitado. Y digo lo que pienso".