lfa & Omega, 30/12/04
El cardenal Joseph Ratzinger y el Presidente del Senado italiano, profesor Marcello Pera, tuvieron recientemente un debate público, en el Aula Magna de la Universidad Pontificia de Letrán, como presentación del libro que han escrito conjuntamente: En su intervención, el cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe afirmó que «tenemos que volver a estudiar la ley natural ?quizá hace falta otro nombre, no lo sé?, pero es necesario encontrar el fundamento para individuar responsabilidades comunes entre católicos y no creyentes, para fundamentar una acción que no sólo responda a la acción, sino también al deber y a la moral.
La fe puede ayudar a encontrarlo, pero no depende de ésta. En las últimas décadas, el poder del hombre ha crecido de manera inimaginable, y su capacidad de destrucción es imponente. Sin embargo, no han aumentado nuestras capacidades morales; se da una desproporción entre el poder de hacer y el de destruir las facultades morales. El gran desafío consiste en descubrir cómo podemos ayudar a superar esta desproporción. En este sentido, la Iglesia tiene una contribución que ofrecer».
El cardenal se refirió al papel, tantas veces olvidado, que deben ejercer los cristianos en medio de la sociedad: «La Iglesia nació como una comunidad de mártires y no como una religión de Estado. No tiene otro instrumento para guiar a la gente que la fuerza de la convicción: el mismo Dios es razón y amor, dado que creer en Dios logos es creer en un Dios que ha creado la razón y que, al mismo tiempo, crea por amor».
«Si me preguntan si el catolicismo es también una fuerza del presente, mi respuesta y la del Presidente del Senado ?afirmó Ratzinger citando es que el árbol tiene necesidad de raíces.
La tesis es que la cultura laica, cuando se separa de las raíces, se convierte en dogmática y pierde su fuerza moral. Sin capacidad moral, la libertad se convierte en una caricatura de sí misma. Hoy se piensa que, si se puede hacer algo, entonces se debe hacer. En este caso, la libertad se hace absoluta y deja de tener criterios morales. Si el se puede hacer se convierte en se debe hacer, la Humanidad se destruye a sí misma y pierde su dignidad».
Europa:
El Presidente del Senado italiano, Marcello Pera, centró sus palabras en la situación actual de Europa: «Se da un malestar político en una Europa dividida en sus relaciones con Estados Unidos, con Israel, con la actitud que debe asumir ante el terrorismo y el despertar del Islam.
El malestar es también social: inmigración, seguridad, multicultura entendida como agregación de mónadas, malestar intelectual, relativismo, según el cual todas las culturas y las civilizaciones son equivalentes y no pueden jerarquizarse, lenguaje políticamente correcto en el que la palabra mejor está prohibida, y sólo se aplica a corbatas, postres, y no a culturas, etc. Se da también el malestar espiritual, y una crisis de identidad que surgió ya antes de la guerra y del terrorismo».
«Europa ?afirmó el profesor Marcello Pera? no sabe tutelar su propia identidad, no sabe defenderse. La tolerancia se convierte en indiferencia; Europa quiere el diálogo, pero no sabe pronunciar el pronombre yo; pretende ser sabia y anciana, pero ya no reconoce los fundamentos de su presunta sabiduría...»
El Presidente del Senado italiano, afirmó en este encuentro que «hoy el riesgo es que sólo porque algo es técnica y científicamente posible se decida hacerlo. Quizá por un capricho se decide que un propio deseo es un derecho, y después incluso un principio absoluto. Esto lleva a hacer muchas cosas con mucha irresponsabilidad. Pido a los no creyentes que no tengan prisa en convertir los deseos en derechos, y los derechos en principios sacrosantos ?dijo entre aplausos?. Aunque yo no soy creyente, creo en los mismos valores de los cristianos».