Alfa & Ormga,02/09/10 - Mis padres siempre han sido religiosos, pero mi padre, concretamente, me confesó que había empezado a conocer a Cristo de verdad gracias a un libro que le recomendé y gracias a mi testimonio personal de vida. Ahora, lo que más le ayuda cada día, es que hablamos de todas nuestras inquietudes en torno a la fe, y eso ha provocado que mi familia cada vez sea más consciente de su ser como cristianos y miembros activos de la Iglesia, además de valorar más la labor de los sacerdotes y fomentar la comunión con ellos.
Y no sólo han cambiado mis padres desde que entré en el Seminario, sino también ha variado la relación entre los miembros de mi familia: ha sido un refuerzo en la unión y en la armonía familiar. El Señor se ha hecho mucho más fuerte en el medio de una familia plenamente unida en un solo pensamiento, en un solo perdón, en vivir el Evangelio.
Mis padres, como padres, destacan que han sentido una gran tranquilidad por el inmenso crecimiento personal que han visto en mí. Yo salí de casa por la puerta de atrás, y ahora veo a mi familia y la amo, cosa que antes no ocurría. Fue con mi padre con quien más cambió la relación después de que me dijera que se estaba encontrando con Cristo de manera personal gracias a mi vocación.
Daniel Navarro,
seminarista de 4º curso en Madrid